miércoles, 7 de septiembre de 2011

MARGUERITE YOURCENAR O LA VIDA DE UNA BRILLANTE AUTODIDACTA




PUBLICADO EN RED DOOR MAGAZINE - 11th issue


para Abel Plascencia y Constantino de la Cruz


 En innumerables ocasiones he comentado que los estudios formales son una verdadera pérdida de tiempo, talento y dinero. Además de que han generado castas totalmente absurdas. Pueden existir personas brillantes o muy inteligentes que por el simple hecho de no tener un papel que lo confirme no tienen derecho a acceder a puestos principales o a obtener mejores sueldos. Por otra parte, pueden existir mentes muy brillantes que lamentablemente tienen que desperdiciarse durante cierto tiempo en aras de recibir un título o un grado para poder canalizar todas sus fuerzas (que quizá ya no son tan impetuosas por cuestiones de edad) al oficio elegido que con el título se convierte en profesión independientemente de las capacidades reales de cada persona. Por supuesto que no pienso que lo más correcto sería no estudiar ni leer ni viajar ni conocer ni pensar. Creo que lo ideal sería que todos procurásemos ser como Marguerite Yourcenar, quien amaba el conocimiento, tanto, que no perdió su tiempo en estudiar según los cánones de sociedades tan arbitrarias e impotentes culpables de haber creado un mundo cada vez más injusto que con el pretexto terrible de “carece de estudios” o de “grados académicos” desprecia a otros seres igualmente sensibles o talentosos pero que carecen de dicho status.


Marguerite, al momento de nacer, se tragó consigo el pasado de una manera absoluta: murió su madre al poco tiempo de parirla. Este suceso y el haber crecido con un hombre que ya no era tan joven como lo era su padre en el momento en que ella nació, la libró de la empalagosa figura que en ocasiones suele imponerse a las mujeres a través de la madre. Fue hija única de la pareja conformada por Fernande de Cartier de Marchienne (1872-1903) y Michel-René (VIII) Cleenewerk de Crayencour (1853-1929). Al momento de nacer Marguerite Cleenewerk de Crayencour (1903) su padre tenía cincuenta años y unos cuantos días después, sería viudo por segunda vez. Debido a todas estas contingencias, Marguerite (quien transmutó el Crayencour por Yourcenar) obtuvo la posibilidad de crearse a partir de sí misma, de sus lecturas, viajes, y del silencio que rodea a una niña en esas condiciones. Fue su padre quien la educó, un poco a traspiés, ya que no sabía muy bien qué hacer con esa niña. Afortunadamente el conocimiento del señor Crayencour era vasto. Este hombre a cada momento le repetía: “nos importa un bledo nosotros no somos de aquí y ya nos vamos”. Marguerite heredó ese espíritu nómada del padre, lo cual la incitó a recorrer esta “gran cárcel que es el mundo” según sus propias palabras. Este desprendimiento contribuyó para la formación de la espléndida escritora en la que se convertiría. Pero no todo era tan afortunado, ya que no es simple ser huérfana de madre; aunque ella siempre estableció el rechazo a toda cursilería en relación a esta pérdida, me atrevo a especular que este hecho iniciático fue el que detonó en ella el rechazo hacia la reproducción humana: para que ella pudiera estar en el mundo, Fernande tuvo que morir. La madre de Yourcenar consideraba que la única forma de realizarse como mujer era a través de la maternidad. Probablemente este suceso provocó en Marguerite un resabio de dolor y culpa no confesada. (Estos comentarios le parecerían deplorables a Yourcenar ya que solía encubrir su vida personal, pero algo hay de bueno en que los creadores terminen su vida física y continúen hablándonos, ya que podemos emitir opiniones, quizá vanas, pero libres, sobre cualquier autor). El conocimiento quizá si es una flor que nace a la par que el agua y se va destilando a través del tallo que cada persona se es. Y esto fue lo que hizo de Marguerite de Crayencour una mujer tan libre fuerte imponente y auténticamente creadora, generadora. Estamos ante el atípico caso de la mujer “que no se realiza” (según criterios de la época) a través de la maternidad, sino a través de su creación, alimentando al árbol del conocimiento. Navegar a través de sus textos que destilan sabiduría, percibir un conocimiento que ninguna escuela universidad ni doctorado podrían enseñar, es un privilegio ante tantos embates de ignorancia cotidiana. Es una mujer que se atrevió a romper con todos los cánones y que terminó siendo el primer elemento femenino de la Academia Francesa de la Lengua. Nunca le gustó hablar abiertamente de su relación con Grace Frick (1903-1979), a pesar de que compartieron muchos años juntas y siempre la llamó “mi amiga” que era lo que era y lo que fue, pero también fue su compañera en la cama, en su obra, y en sus viajes, además de ser su traductora al inglés. En realidad aún carecemos de la información suficiente para terminar de conocer (hasta donde se puede, puesto que intentar aprehender a un ser es totalmente imposible, pero por lo menos para hacernos una idea más clara) a Marguerite,  ya que su deseo fue que sus diarios íntimos y su correspondencia amorosa permanecieran cerrados hasta el 2037 que es cuando se podrán dar a conocer libremente. Me asalta la duda: ¿no habrá algún curioso que en la Houghton Library de la Universidad de Harvard ya esté hurgando entre ellos? ¡Cuántas tentaciones imponen en diversas ocasiones los escritores! Eso de que se pueden abrir sus cartas o diarios hasta después de veinte o treinta o más años después de su muerte, quizá sea el deseo de que todos cuantos intervinieron en su vida privada ya estén muertos al igual que ellos. Pero diversos investigadores, al pensar lo mismo, que tendrán que morir sin conocerlos, quizá se atrevan a hurgar dentro de las mortajas literarias. Si es así quizá empezará a filtrarse información confidencial sobre una de las mujeres más tremendamente personas que han podido existir sobre la tierra. En el sentido que invocaba Pessoa, de “Persona”. Una vida que sí se vivió, una vida que sí se atrevió a sentirse y a saberse y a experimentarse. Marguerite Yourcenar se vio obligada a vivir en los Estados Unidos de Norteamérica durante la segunda guerra mundial y el haberse encontrado con Grace también la impulsó a solicitar la nacionalidad de ese país. Tuvo que vivir las dos guerras mundiales de formas inciertas. Pero sin presentir siquiera todo lo que implicaban, ya que durante la primera guerra era muy pequeña, y durante la segunda guerra jamás imaginó (esto lo dijo en diversas ocasiones) las atrocidades hasta donde iban a descender los seres humanos. Nunca fue verdaderamente apreciada en su grandeza. Aún ahora creo que se debería de extender el conocimiento sobre su obra. En realidad creo que todas las personas deberían de tener la posibilidad o ¿la obligación? de acercarse a todos los grandes cerebros creadores y generadores que han habitado la tierra durante el tiempo de la palabra escrita. Quizá podemos concretar nuevas formas de percibir y habitar el mundo. Creo que es momento de reflexionar a través del conocimiento al que ella accedió. Ante los embates hacia lo sagrado, lo ritual, la naturaleza primordial, y la vulgarización de todo cuanto nos rodea, deberíamos de inventar métodos para pelear contra la escalada del ignorar. Quizá esto no sería un interés esencial de Yourcenar puesto que cuando ella misma fue maestra en una escuela norteamericana, cuentan quienes la conocieron en ese tiempo, que ella permanecía apartada, leyendo o escribiendo. Me supongo que tenía que escribir todo cuanto veía y teníamos que ver ahora nosotros. Probablemente tantos y tantas que descubrieron, escribieron, y contaron, tenían la secreta esperanza de que iban a llegar nuevas generaciones para encarnar lo que ellos veían. Convertir al mundo de las ideas en un mundo encarnado. Ya decía Rimbaud: “vendrán otros horribles trabajadores a continuar con el trabajo que nosotros hemos hecho”. Lo cual es posible, y se ha llevado a cabo a través de ciertos seres. Aunque Yourcenar decía a propósito de Nietzsche y Rimbaud: “Nietzsche, admirable espejo de inteligencia rota por la locura, Rimbaud, escaparate destrozado de una taberna cuyos cristales rotos son diamantes en la noche, legaron a sus sucesores: el uno, el secreto de su demencia pero no el de su grandeza; el otro, el secreto de su angustia pero no el de su energía”. Lo cual podríamos aplicar absolutamente a todos los creadores incluyendo a Yourcenar, quien heredó a sus sucesoras el defenderse por pertenecer a cierta preferencia sexual o por ser mujer, pero no su brillante inteligencia. Lo que aún no logramos, es el tránsito del papel, a la vida. No hay dignos sucesores de los pensamientos y del atreverse a lanzarse a la vida inexplorada, sino repeticiones incesantes, que dejan a los grandes creadores más solos en la muerte de lo que estaban en vida.



Uno de los principales "elogios" que recibió Yourcenar es que no parecía que sus libros estuvieran escritos “por una mujer”. El que se le definiera como bisexual o lesbiana, cuando ella creía en la posibilidad de amar los cuerpos y los espíritus independientemente de su sexo, le causó graves problemas. Marguerite nos dice: “el amor no tiene género, no tiene más que un cuerpo y ese cuerpo está igualmente imantado por la belleza, toda la belleza, sea que tome la forma curva de un seno de mujer o la línea dura de un muslo de jovencito”. Esta declaración podría parecer un eufemismo pero al acceder a su conocimiento y a la forma tan diferente que poseía al aprehender, nos queda claro que no era así, estamos ante una visión más amplia de definir y asir el mundo, a la cual todavía no accedemos como sociedades. Son seres aislados los que empiezan a encontrar razones de vida muy opuestas hacia todo lo que hasta ahora se nos ha venido enseñando, o por mejor decir, imponiendo. En medio de los prejuicios existentes, su forma de vida y sus palabras, contribuyeron a que se le conociera como un “casi hombre”. Lo cual es absolutamente deleznable puesto que basta con leer Fuegos para reconocer una sensibilidad femenina… muy depurada, ya que no hace alarde de la chabacanería en la que desafortunadamente muchas mujeres caen o en el mostrar abiertamente lo que implica la cuestión de género. “Viril” era el término que muchos empleaban para definir su obra. Me gustan los aspectos autobiográficos y me gusta también que se note que quien escribe ES. Ya sea que viva en la primera capa de su piel y desde allí cuente lo que está observando o que sea capaz, como en el caso de Marguerite, de arrojarse hasta el fondo no de ella únicamente, sino de la humanidad, y emerger para describirlo cuidadosamente. Marguerite y Grace inventaron un lugar: Petite Plaisance,  en Maine, EUA. La casa que entre ambas crearon y amaron, el sitio donde se amaron, y donde murieron.

Marguerite era muy intuitiva y en ocasiones parecía imponerse a priori sobre quienes le rodeaban al seguir su intuición y sensibilidad. Fue también una gran viajera que tenía su centro en París y que sin conocer el medio literario ni a muchas personas en EUA se aventuró a adentrarse en esas tierras. La segunda guerra mundial también aportó su cuota para adoptar esta decisión, pero creo que fue su espíritu andariego quien  lo determinó. Fue una escritora muy honorable que libró diversos pleitos con sus editores, con una de las editoriales con las que peleó fue con Plon, debido a que cayeron rápidamente dentro del doloso vicio que ahora hasta es aplaudido y del que la mayoría de las editoriales actuales son presa o que se han hecho de diversas presas o depredadores para publicar y negociar con libros que no aportan nada o muy poco hacia el crecimiento o anulación de la humanidad. Ella no deseaba ser publicada por editores que se regían bajo semejantes preceptos o por decir mejor, que carecían de preceptos que no fueran los de la economía. Criterios mediante los cuales se ejerce un abierto desprecio hacia el conocimiento. Yourcenar, una mujer encantadora en todos los aspectos de la creación y vida, decía “que hablar con las palabras de quien te ataca es darle demasiada importancia”. En cuanto a defender sus libros y en relación a exponer lo que no le gustaba, era bastante explícita. En sus círculos íntimos prefería que fueran sus amigos quienes adivinaran sus enojos o molestias. Quienes no lo conseguían eran, por consiguiente, arrojados del “Paraíso Yourcenar”. A pesar de tener un destino casi trágico en esencia, prefirió no regodearse en sus dolores. Después de encontrar en Grace el apoyo sostenido para su vida y obra, Frick muere el 18 de noviembre de 1979, después de veinte años de sobrevivir con cáncer. Estuvieron juntas durante cuarenta años. A pesar de esta pérdida tan dolorosa y de su avanzada edad, continuó con su obra y vida con una gran entereza y amor. Pienso que ella escribió su obra y en cierta forma, pintó su vida. Su vida la vivía y su reinterpretación la pintaba entre lienzos invisibles que después depositaba entre sus creaciones. Cuentan que era un prodigio como conversadora, quizá esto se lo debía a su profundo amor por los griegos. Con este antecedente se podría pensar que era muy querida por muchas personas, pero no fue así, siempre vivió en medio de un selecto grupo que a veces se veía alimentado por una o dos personas más conforme iban avanzando sus necesidades en la vida y el conocimiento sobre su obra. Creo que una de las razones principales por las cuales no fue completamente aceptada es porque en las sociedades, incluidas las decadentes sociedades literarias, están acostumbrados a modelos normales y típicos aún en sus conductas atípicas. Fueron los cánones absurdos y falsamente aplaudidos de estas sociedades los que les impidieron acceder a un genio de la naturaleza de Yourcenar. Lo cual no impidió que ella fuera ciertamente reconocida ya que con la publicación de Memorias de Adriano provocó un gran interés hacia su obra y sus libros consiguientes obtuvieron también, cierto éxito. Pero lo que sustenta mi percepción del rechazo hacia su persona y obra a pesar de conseguir publicar grandes tirajes y haber obtenido ciertos premios, son anécdotas de una futileza y deshonra tan terribles como esta: “una mujer tan gorda y tan fea no puede ser una gran escritora” declaración de un académico francés emitida durante el periodo en el que se postuló a Yourcenar para la Academia Francesa de la Lengua. Lo cual me lleva a pensar que lo que deseaban los varones de esta Academia era que si tenía que entrar una mujer (a lo cual muchos se oponían de una manera ferviente) deseaban que por lo menos fuera un elemento femenino con el cual después de una discusión en la cual le era imposible participar de una manera igualitaria puesto que pertenecía al género femenino, subsanarían su imposibilidad intelectual a través de sus embates hormonales o protegiéndola como se deben proteger a los seres que pertenecen al sexo débil. Práctica que aún es común en diversos ámbitos políticos, científicos, intelectuales, filosóficos, literarios y artísticos. El rechazo que estableció en general la comunidad académica francesa contra una pluma que pertenecía al “sexo débil” que además tenía “preferencias sexuales” que, según ellos, la anulaban como mujer, hicieron sentir a Marguerite que entraba a un territorio peligroso, lo cual provocó que se mantuviera alejada de la Academia Francesa de la Lengua desde el primer momento en que ingresó. Lo cual no resta importancia al hecho histórico de que por primera vez una mujer era “aceptada” en dicha academia. Lo importante es su ingreso, no la estupidez de algunos que en su momento fueron miembros de la Academia. A cada momento podemos comprobar que la estupidez no es privativa de ciertos círculos, suele encontrarse en cualquier sitio por más “grados” o “canonjías” que se posean. Afortunadamente el lugar que vino a ocupar Marguerite fue el de un autor con el que había existido una admiración mutua: Roger Callois. Y también quienes apoyaron a Marguerite nos hacen entender que no todo era oposición hacia ella puesto que bien podrían haber impedido su ingreso. Lo cual no los exonera de la misoginia. Marguerite no podía perder su tiempo en defenderse, tenía una obra y una vida por delante que no debía descuidar, tenía setenta y siete años, y desde los sesenta y siete pertenecía a la Academia belga. Además, acababa de morir su compañera Grace Frick.


 La vida de Yourcenar es una comprobación de que el poder visionario existe y sabe manifestarse a través de ciertos seres. Gracias a que entabló un juicio contra los que pretendían editar Opus Nigrum, el libro sale justamente durante las revueltas del 68 en Francia. Por supuesto que este libro se creó mucho antes que este movimiento y que habría sido publicado también un año o dos antes de estos sucesos, pero gracias a la dignidad y coherencia con la que siempre vivió Yourcenar y que la llevó a pelear contra la indigna editorial que se aferraba a publicarla debido al compromiso que ella había adquirido años antes con ellos sin imaginarse en lo que se convertirían después, ya que de ser una editorial seria e interesada verdaderamente por la calidad de las obras publicadas, en ese momento ya lo único que les interesaba era vender libros (lo cual en nuestros tiempos es lo más natural para la mayoría de las grandes y absurdas editoriales). Aparece Opus Nigrum como una afirmación de las libertades. Zenón, ese personaje entrañable, situado en el siglo XVI, es la encarnación de los ideales por los cuales en ese momento miles de jóvenes en el mundo peleaban a través de consignas como “la imaginación al poder”. Mientras que estas manifestaciones vitales sonreían a las calles, en las páginas de Opus Nigrum, Zenón peleaba contra todo y contra todos. Al defender Yourcenar su obra no sabía que se estaban sincronizando en el tiempo Opus Nigrum y las revueltas del 68. Marguerite entabló diversos pleitos en defensa de sus obras, y siempre ganó. Zenón emergió en la editorial en la que ella deseaba tener todas sus obras completas: Gallimard.


Recuerdo un texto de Fuegos: María Magdalena o la salvación, en donde nos dice:

Se oyó un crujido, puede que en el fondo de mí misma; caí con los brazos en cruz, arrastrada por el peso de mi corazón: no había nada detrás del espejo que yo acababa de romper. Me encontraba de nuevo más vacía que una viuda, más sola que una mujer abandonada. Por fin conocía toda la atrocidad de Dios. Dios me había robado no sólo el amor de una criatura, a la edad en que uno se figura que son insustituibles, Dios me había robado además mis náuseas de embarazada, mis sueños de recién parida, mis siestas de anciana en la plaza del pueblo, la tumba cavada al fondo del cercado en donde mis hijos me hubieran enterrado. Después de robarme mi inocencia, Dios me robaba mis culpas: cuando apenas empezaba a medrar en mi oficio de cortesana, me quitaba la posibilidad de seducir al César o de subir a las tablas. Después de su cadáver, me quitaba su fantasma: ni siquiera quiso que yo me embriagara con un sueño. Como el peor de los celosos, ha destruido esa belleza que me exponía a recaer en las camas del deseo: me cuelgan los pechos, me parezco a la Muerte, a esa vieja amante de Dios. Como el peor de los maníacos, sólo amó mis lágrimas. Pero ese Dios que todo me lo quitó no me lo ha dado todo. No he recibido más que una migaja de su amor infinito: compartí su corazón con las criaturas como cualquier otra. Mis amantes de antaño se acostaban sobre mi cuerpo sin preocuparse de mi alma: mi celeste amigo de corazón sólo se preocupó de calentar esa alma eterna, de suerte que una mitad de mi ser no ha dejado de sufrir. Y, sin embargo, me ha salvado.
Gracias a él no recibí de las alegrías sino su parte de dolor, la única inagotable. Me escapo de las rutinas de la casa y de la cama, del peso muerto del dinero, del callejón sin salida que es el éxito, del contento que procuran los honores, de los encantos de la infamia. Puesto que aquel condenado al amor de Magdalena se ha evadido al cielo, evito el insípido error de serle necesaria a Dios. Hice bien en dejarme llevar por la gran ola divina; no me arrepiento de haber sido rehecha por las manos del Señor. No me ha salvado ni de la muerte, ni del mal, ni del crimen, pues gracias a ellos nos salvamos. Me ha salvado tan sólo de la felicidad.





Creo que este texto nos habla también de Marguerite. La cual se salvó de la felicidad y esto le permitió vivir de una forma más depurada. Yourcenar estaba convencida de que la tierra se convertiría en algo espantoso debido a la sobrepoblación. Distribuía parte de su dinero entre diversas organizaciones ambientalistas y grupos que difundían el aborto y los anticonceptivos, esto del aborto lo abordaba también de una forma muy bella puesto que decía “el hombre y la mujer que llevan a cabo un aborto, deberían hacer una especie de ritual para reflexionar sobre lo que acaban de hacer”. Lo cual por supuesto no era una condena, sino que hablaba de esa generosidad humana que ella poseía para cuanto habitaba el mundo y de su profundo amor hacia los ritos. Era tanto su horror a la reproducción denodada de seres humanos que me hace parafrasear a Borges, quien “odiaba los espejos y el coito, porque reproducían a los hombres”.

Marguerite en sus últimas fotografías me hace pensar más en una mujer griega que en una mujer francesa, un alma tan noble y más cercana a los antiguos griegos que decían, pensaban y hacían, la misma cosa. Lo cual en nuestros días no es usual. Quizá también esta visión del ser la hizo alejarse de los mundillos literarios y toda la parafernalia que implican. A final de cuentas lo que en un principio era una reclusión dolorosa terminó convirtiéndose en su salvación: el vivir lejos de Europa le permitió seguir creando sin parámetros impuestos. Cuentan que amó en su juventud a su editor y amigo André Fraigneau. Aún en su vejez decía que había amado profundamente a Fraigneau pero que le parecía muy afortunado haberse alejado de él ya que se convirtió en una persona muy lejana a lo que ella había amado. Hay una reflexión que hace Marguerite que me gusta mucho: “existe una exasperación natural entre aquellos que viven juntos a pesar del amor que se tienen”. Lo cual es una verdad escandalosa, ya que entre familias y parejas es lo más natural. De dónde puede provenir esa incomodidad. ¿Es el ser humano un ser gregario por naturaleza o se lo ha impuesto?. Quizá deberíamos de vivir solos y compartir con los demás en una medida superficial o acostumbrarnos a vivir con este rechazo momentáneo a quienes amamos. Yo estoy por la opción de compartirlo todo con quien se ama. En realidad Marguerite vivió más años en pareja que sola. Cuarenta años con Frick y después con Jerry Wilson, un fotógrafo americano, el cual fue su último amor. Era aproximadamente cuarenta años menor que ella y murió poco antes que Marguerite. Con él visitó los países que no le fue posible visitar con Grace y cubrió también la misma ruta que había hecho con Frick. Maurice, el amante de Wilson, murió poco antes que él a causa del sida. Enfermedad que también acabó con Jerry. Sería muy aventurado de mi parte decir que probablemente él también contagió a Yourcenar puesto que hay versiones encontradas de que su amor sí fue carnal y otros insisten en que no lo fue. En dado caso que hubiera sido así, era lógico que en una mujer de una edad tan avanzada esta enfermedad arrasara con todas las defensas que poseía. Jerry fue su Antínoo. Casi al final de su vida pudo empatarse con Adriano al perder a un hermoso joven. Jerry Wilson muere el 8 de febrero de 1986. En general creo que Marguerite no sabía vivir sola, sabía vivir sin mucha gente alrededor, pero no en un aislamiento total. Siempre estuvo rodeada de algunos amigos íntimos y fueron muy pocos los viajes que llevó a cabo en solitario. Durante mucho tiempo vivió de la herencia de su padre. El único trabajo que tuvo que realizar en su vida fue impartir clases en un colegio americano. Complementaban sus ingresos con lo que ganaba Grace. Quizá la experiencia de tener que trabajar para sobrevivir (lo cual le fastidiaba) le sirvió para no caer después dentro de las mieles del reconocimiento. Después de su trabajo en ese colegio, su economía se sustentó a partir de las conferencias que impartía y de los contratos y regalías de sus libros. Podríamos citar en relación a su muerte lo mismo que ella dijo sobre Wilson: “muriendo de un mal anclado en unas pasiones a las que siempre se entregó con fogosidad, Jerry, en el fondo, murió como siempre había vivido”.  Y Marguerite murió como siempre había vivido: en esa simetría perfecta del viaje, del nómada, del sedentario, del creador, del que se mueve y del inamovible. Del todo y el vacío que supo encarnar a la perfección en una sola persona arrojándose a todas las pasiones a las que la vida le permitió acceder. Su principal pasión: el conocimiento. Ahondar en los territorios entre vida y muerte. Además, tuvo el prodigio de saber compartirlo.  El verdadero reconocimiento hacia su obra aún no se ha llevado a cabo puesto que la mejor forma de reconocer a un autor, a un pensador, es al encarnar sus palabras, el llevarlas a la vida. Probablemente todavía nos encontramos lejos de esta utopía.  Comparto una de sus reflexiones en torno al mundo que vivía:
 

“Sufro al ver las ciudades contaminadas, la orilla del mar inundada de aceite, al ver que hay cada vez menos especies animales. (…) Cuando la Italia de los románticos, la Italia cuya imagen aún nos gustaba tanto hará treinta años, no es más que un mito, cuando se sustituyen los árboles por pilares, vemos a un mundo que muere. Así que yo trato de luchar con todos los medios legales a mi alcance, ayudando a la gente que intenta protestar. Las asociaciones políticas y legales desempeñan un papel muy importante en mi vida. En América y en Francia pertenezco a innumerables sociedades. Escribo, envío telegramas (…). Pero creo que no estoy hecha para la acción directa. No es afirmando simplemente sus opiniones como puede manifestarse un escritor, sino mostrando cierto ángulo de visión, cierta imagen del mundo. (…) Hay que estar cerca de la naturaleza, en fin, de todo lo que une al hombre con su destino planetario”.

Y afirmo con Marguerite: “la virtud de las mujeres no radica en una hendidura”.

Marguerite Yourcenar, una mujer que se creó a sí misma, muere el 17 de diciembre de 1987. Sus cenizas fueron depositadas en el cementerio de Somesville. Según sus instrucciones, fueron depositadas en una estola blanca, recubiertas por otra estola con el símbolo budista de las grullas aladas, dentro de una cesta india de hierbas aromáticas, envueltas en el chal de seda blanco que llevaba el día de su ingreso en la Academia Francesa de la Lengua.



Marguerite en alguna ocasión afirmó que “el amor hacia los viajes era tan violento como el deseo carnal”. Así que su último viaje para retornar a la tierra pudo estar guiado por el violento deseo de encontrarse con su madre, con su padre, con Grace, Jerry, y con ella misma.






Tanya Cosío
San Cristóbal de las Casas, Chiapas
Agosto 2011

11 comentarios:

  1. excelente, un acercamiento a Yourcenar muy didactico.

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  2. Artículos como éste reviven la esperanza en aquella utopía de que se logre un acercamiento profundo a las enseñanzas de los grades pensadores, y más a las de la literatura con ese secreto y riquísimo sincretismo que alberga, como lo demuestra Marguerite con sus descripciones históricas. Muy bueno.

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  3. Muy interesante. De echo es de lo más didáctico y apurado que he leído sobre Yourcenar.

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  4. un artículo muy bien elaborado, interesantísimo, no he podido dejar de leerlo hasta llegar al final y descubrir información que desconocía... gracias, por tan amena lectura.

    una pregunta: la última fotografía (la niña) es M. Yourcenar?

    saludos

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    1. Hola, María!

      Muchas gracias por tu comentario!

      Sí, la última fotografía es Yourcenar de pequeña.

      Saludos y un abrazo!

      Tanya

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  5. Qué pena, acabo de escribir un comentario que no lo veo aparecer. seguramente me perdí en las alternativas al guardarlo. Me gustaría saber si Tanya lo recibió.

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    1. Hola, Lucía! no recibí el comentario. Si es posible que lo puedas enviar de nuevo te lo agradecería. Saludos!

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  6. Descubrir a esta persona es fundamental. Fue literata, fue ambientalista, hoy diríamos ecologista, fue feminista y sobre todo fue grande en el amor

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    1. Sí, Adrián! para mí es un referente de vida. Además, no sabíamos que había participado en tantos movimientos sociales. Y como siempre, quien es grande en el amor, es que aprendió a VIVIR. Gracias por tu comentario! un abrazo.

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  7. Excelente esbozo de la vida de una persona que vivió tan intensamente, gracias, algunas cosas no las sabia. En esta mujer no puede uno mas que rendirse ante su sabiduría.

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    1. Sí, así es. Rendirse ante Yourcenar en el mundo actual delata tu profunda sensibilidad. Saludos y gracias a ti!

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