domingo, 23 de octubre de 2011

El SURGIMIENTO DEL JAZZ EN EL PAÍS DEL CÍRCULO DEL SOL

Toshiko Akiyoshi

El jazz tiene su propia subcultura importante en el Japón.  Tokio se ha convertido en una de las capitales más vibrantes del jazz en el mundo. Y en otras ciudades importantes como Yokohama, Nagoya, Osaka y Kobe, existen numerosos kioscos de jazz café (Jazu Kissa,) así como aficionados al jazz y una multitud creciente de músicos de jazz.  Incluso al enterrar a sus muertos, entre la comunidad jazzística japonesa  existe la costumbre de llevar a cabo un funeral con jazz budista.  Las raíces históricas del jazz en Japón provienen de los músicos de revestimiento que atravesaron el océano Pacifico en los años 1910 y 1920, explorando San Francisco, sus salas de música y las tiendas de instrumentos  intercambiando sus violines por el saxofón y llevando consigo baile de sincopado, baile de salón y el jazz.  Las rutas marítimas del océano conectan San Francisco y Seattle a Manila, Shangai y Yokohama. Durante este tiempo las bandas Filipinas estaban en demanda de conciertos de revestimiento del océano y de acuerdo al músico Hattori Ryoichi, ellos fueron los pioneros encargados de enseñar el jazz a los Japoneses.  La primera improvisación de jazz fue por los inmigrantes Filipinos en hoteles en Kobe y salones de baile, y vino después el primer intento Japonés de improvisar como solistas.
 Está registrado que la primera banda de jazz profesional de Japón fue la banda de “Ichiro Ida y sus estrellas sonrientes”  formada en Abril de 1923, por quien fuera miembro activo de la orquesta conformada solo por mujeres: Takarazuka Revue. En 1923, “Ichiro Ida y sus estrellas sonrientes” fueron considerados por muchos como la primera banda profesional del jazz en Japón, conformada en Kobe y patrocinada por un distribuidor de música local.  Los hermanos Masuda, Katssunobu, Yoshinobu, Takanobu, Tomonobu y Sadanobu comenzaron tocando jazz después del terremoto de Kanto en 1923, y han sido llamados los pioneros del jazz Japonés, aunque nunca lo consideraron como carrera musical.
Existieron  otras influencias, como por ejemplo Tenkatsu, una banda popular que existió en 1926 y que fue entrenada por un músico de los Estados Unidos al estilo de Chicago, el cual fue conocido solamente como Okunesu.  El repertorio de la orquesta de baile Cherryland de 1926, se basa en canciones de Paul Whitman, un director de orquesta de baile estadounidense conocido por su fusión de jazz y música sinfónica.   Una sensacional y controversial grabación japonesa, Tokoyo March, incluye ritmo y letras llamativas del jazz que bajo el nombre de  “Bailando con Jazz y licor en las altas horas” vendió más de trecientas mil copias en su primer año y quizás fue el primer y principal impulsor del jazz a nivel nacional.  En 1930 el trompetista “Nanri Fumio” intentó conseguir su validación en la  “frontera de jazz de Shangai”.
 En Yokohama, el primer salón de baile comercial abrió sus puertas en 1920 y ya para 1930 la ciudad se podía jactar de contar con más de una docena de dichos establecimientos.  El jazz café más famoso de Japón, Chigusa, fue fundado en 1933.  Después fue cerrado por la dirección militar durante la Segunda Guerra Mundial cuando se le decretó al jazz como “música enemiga” pero los músicos sobrevivieron  a esta prohibición al continuar tocando “jazz para bien del país” es decir, jazz nacional.
Chigusa fue destruida en un ataque por aire de Estados Unidos en 1945, y fue reconstruida en 1946.  Durante la ocupación de U.S. (1945-1952), Chigusa sirvió como refugio para soldados americanos que tocaban música cerca de las bases navales estadounidenses.  Además, Chigusa se convirtió en aula de refugio para jóvenes japoneses talentosos como el pianista “Toshiko Akiyoshi,” y el trompetista “Terumasa Hino” que hoy en día se han convertido en artistas reconocidos mundialmente. Allí estudiaron las últimas grabaciones estadounidenses y aprendieron a escribir partituras.  El enorme auge del jazz fue desencadenado por la llegada de una nueva ola de películas Francesas y de Hollywood que fueron  musicalizadas con el jazz moderno.  De pronto el jazz empezó a aparecer por  todas partes.  De inmediato, después de las guerras mundiales, surgieron grabaciones que indicaban que existían músicos que habían escuchado detenidamente la música de los que habían arrasado con muchas de sus ciudades y que probablemente al ver que esta música era una buena forma de escapar de los destrozos de la guerra, intentaron replicar las hazañas de los gigantes del jazz de los Estados Unidos en un intento por exorcizar el shock que pueden provocar las guerras en las sensibilidades artísticas. Una vez más el jazz lograba conciliar visiones de razas y humanidades. 

 
 La prohibición del jazz en Japón creó un infierno para los aficionados. Menos de tres décadas después de este mandato, Japón fue reconocido internacionalmente como el “Cielo del jazz,” jazu tengoku. En 1975, Una revista francesa lo declaró “Nouveau Paradis du Jazz”  un lugar en donde artistas subestimados estadounidenses y europeos, podían grabar e inclusive dar conciertos en un clima de respeto, conciencia histórica y asombro silencioso.  Décadas después de padecer el mote de músicos imitadores con poca imaginación, durante los años sesenta y setenta surge  un grupo de artistas japoneses que desarrollan una reputación a nivel nacional e internacional como improvisadores originales deshinibidos.  Este país ha dado al mundo a mujeres  como “Toshiko Akiyoshi” que aunque nació en China es hija de padres japoneses y justamente se decide por el jazz cuando se traslada a vivir a Japón durante 1946, es por esto que es considerada una artista japonesa. Además incorporó al jazz el tsuzumi (un pequeño tambor típico japonés) y el canto de las obras teatrales kogun. Es pianista, compositora y arreglista de jazz, y obtuvo una triple victoria en el año de 1980, en las categorías de grandes bandas, compositores, y arreglistas. Es también la primera mujer a la que se le reconoce triunfalmente como instrumentista en el mundo del jazz. Ha obtenido también catorce nominaciones a los Grammys. En 1986 recibió la condecoración New York City´s Mayor Liberty Award y un año más tarde en los Ángeles, California, la Asociación de mujeres Asiático-Americanas la distinguieron como la Mujer luchadora del año. El emperador de Japón le otorgó la medalla Shijuhohsho en 1997, y en 1999 ingresó al Salón de la Fama del Jazz. Para quien le interes conocer más sobre esta maravillosa y pionera mujer en el mundo del jazz, puede buscar un documental que filmaron sobre ella llamado "Jazz es mi idioma nativo" y también pueden consultar su autobiografía: "Vida con jazz".
Entre otros grandes jazzistas que ha dado este país, están Watanabe  Sadao, el cual es considerado como el Patriarca de la guitarra del jazz Japonés, los trompetistas Hino Terumasa, Aki Takase, los guitarristas de fusión Watanake Kazumi y Kawasaki Ryo, el trompetista Tiger Okoshi, el saxofonista Matsumoto Sleepy Hidehiko, y el pianista Yamashita Yosuke los cuales han sido y son invitados con regularidad a grabar y tocar en Europa, el Sureste de Asia y toda América.
Como sabemos que en el Este del país Nipón se cree en las escuelas y en el dominio del estilo “kata”  uno puede entender que el saxofonista Abe Kaoru pueda decir: “Yo nací con Eric Dolphy como padre y Billie Holiday como madre” ya que es un alumno que entiende de meditación, disciplina, y busca parámetros de excelencia. Y es por esto mismo que también podemos entender que después nos diga: “Por lo que en mis actuaciones superiores, de alguna manera debo sobrepasar a Eric Dolphy. Ese es mi deber.”
En Nippon Azul, que se resume en este artículo, el autor E. Taylor Atkins argumenta que el jazz se convirtió en escenario de búsqueda para que Japón lograra ser a un tiempo Japonés y moderno. Los japoneses enfrentan la paradoja de los músicos de todo el mundo “Parecen estar dentro de la tradición” y simultáneamente están “haciendo lo suyo”. La cultura del jazz Nipón influye en la gama de artistas que copian influencias americanas y en los que incorporan elementos de la música tradicional japonesa, “La esencia japonesa,”  a diferencia de aquellos que ponen su propia huella en la música tratando de crear algo nuevo y personal dentro de la música
Hoy, el jazz es un componente vital de la cultura moderna japonesa y Tokio es una de las capitales del mundo más vibrantes del jazz.  Los asiduos al jazz  no son únicamente los aficionados.  Japón ha producido una importante población musical.  Además de los artistas ya mencionados, entre otros, se  incluye al saxofonista Hayasaka Sachi, al baterista Tsumoda Ken, al pianista Ozone Makoto, al clarinetista Kitamura Eiji y a los percusionistas Yahiro Tomoshiro y Senba Kiyohiko.  

Saori Yano


El país del círculo del sol también cuenta ya con numerosas herederas de Toshiko Akiyoshi, para la cual debe haber sido difícil acceder al mundo del jazz que era en ese entonces mayoritariamente masculino y que ha pesar de ello ha logrado tantas distinciones y premios. Mujeres talentosas como la saxofonista Saori Yano y  la pianista Yoko Miwa entre otras, hoy siguen sus pasos. Y ya no necesitan encubrirse como antiguamente las mujeres bajo rostros duros y fuertes para ser respetadas dentro del mundo artístico. Son mujeres que además de ser excelentes músicas no huyen de su condición femenina ni la utilizan, simplemente la viven como es natural, como se debe de vivir el jazz.