martes, 19 de junio de 2012

Mestizaje y próximas elecciones


Durante siglos poetas, profetas, filósofos, visionarios, han alertado al resto de los seres humanos con lo que se avecina sobre las cabezas de pueblos y razas y nunca hacen caso. Es lamentable la indiferencia hacia los demás. Mientras "su familia" esté bien, entonces el resto les mantiene sin cuidado. México ha vivido durante siglos una barbarie etiquetada con diversos nombres o preferencias ideológicas. Nace de una conquista, ha tenido una independencia, una revolución, ahora tiene una "democracia". Pero lo lamentable de todo esto es que jamás ha logrado fusionar las culturas de las cuales proviene. No existe un verdadero mestizaje. México es un cúmulo de información, costumbres, veleidades y conformismos alarmantes. Cuenta con aproximadamente 65 pueblos indígenas y más de 62 lenguas, lo cual implica que son más de 65 formas de ver y percibir la vida a través de la lengua, usos, y costumbres. Además de las influencias naturales españolas que se han venido perpetuando como signo de superioridad. A las comunidades indígenas las han mantenido en el olvido y sólo las recuerdan cuando son necesarias en algún discurso político o a través de sus dádivas miserabilísimas con las que les obsequian a través de programas ofensivos que sirven a la hora de la compra de votos o para amagar voluntades.

Si el país continúa pretendiendo desarrollarse sin tomar en cuenta esta diversidad, y no se construye a partir de las realidades que subsisten y conviven a diario a pesar de los distintos sectores que conforman esto que se denomina México, jamás podremos tener algo que pueda ir más allá de simulacros de paz. Si no se crean políticas reales con las que se combata al racismo el país continuará en guerra. Lo cual le conviene a diversos sectores mundiales y continentales. La mayoría de mexicanos viven en un analfabetismo funcional alarmante. Basta con escuchar y leer opiniones de gente que se considera "informada" con relación a las elecciones recientes para descubrirlo. Hace falta aún mucho trabajo y compromiso real de los diversos segmentos de población que conforman este sitio llamado México. Hay una ignorancia latente y vergonzosa con la cual viven y trabajan a diario la mayoría de personas en este país. La esperanza suena a retórica en medio del desconocimiento y la manipulación por la cual son vencidos los ideales y las ideas de transformación. Que ni siquiera llegan a transformaciones radicales si no a pequeños intentos de romper con la corrupción, la sangre y la miseria reinante.

Lograremos construir en algún momento un verdadero país que provenga del conocimiento más decantado español e indígena, y salvarnos de la ignorancia del establishment norteamericano?

Tendremos la fuerza necesaria para no caer en la feroz tentación de las políticas mundiales en las que se humilla al ser humano en aras de pertenecer a un grupo de "elegidos" en el mundo, mientras la gran mayoría mueren de hambre?

Un primer paso serán estas inminentes elecciones. Después podremos saber si este pueblo desea crecer como tal y comprometerse a trabajar por su país o si prefiere hundirse aún más, en la ignorancia, la indolencia, y la ignominia.




domingo, 3 de junio de 2012

Víspera discontinua

De sueños y pesadillas despertaba continua. Hasta que un día dejó de sucederse. Recuerdo a Proust: "¿por qué despertar en el mismo que era en la víspera, siendo que hay tantos millones de seres que uno podría ser?" y sin apenas saberlo fui despertándome otra. Cada día cuestionaba a la otra lo que era y había dejado de ser. Decidí que vayan a peldaños y oscuros túneles que se abisman o las proyectan en otros sitios. Entre campiñas o enormes bosques incendiados o claros. Que se hundan en lagunas, mares, o en una tina de baño. La coherencia siempre ha sido un valor que he cuestionado. Lo he dejado de hacer. Ya no me preguntó si existe o no coherencia en lo que son las que soy. En ocasiones no llegan a ser ni soy. Un otro ser humano me atisba y le habito sin apenas reconocerle. Llega una nueva víspera donde no hay Píramo que responda a la Tisbe que soy hablando al muro. Sin embargo la otra Tisbe en la que me convertiré  o soy, responde. Y de nuevo sueño. Luego pesadillas. No soy la que era ni dejaré de ser quien fui puesto que cada día soy un nuevo ser que se habita. Y sueña.


sábado, 2 de junio de 2012

Marina Tsvietáieva





Tanya Cosio


12th issue 
Marina: un sol oscuro que no pudieron acallar
¡Yo hasta el último suspiro de la muerte permaneceré poeta!”
Marina Tsvietáieva



Cuando veo a todos esos poetas ir y venir a encuentros y presentaciones, con sus fotografías “de escritor” y cargando sus publicaciones o tambalearse y subirse en premios, inevitablemente pienso en Marina Tsvietáieva (Moscú, 1892). Una de mis poetas fetiches. Con la cual he podido conversar en los distintos niveles en que un ser como ella puede llegar a habitar y habitarse en el mundo. De las anécdotas que más recuerdo es cuando pedía trabajo y no le daban en ningún sitio hasta que por fin le dieron en la Unión de Escritores como lava platos, y cuando el dictamen en las Ediciones del Estado decía que “sus versos eran execrables, opuestos a la estética comunista y tan incomprensibles que parecían venidos de otro mundo. Eran un cuadro clínico de perversión y descomposición del alma humana”.



En su época eran otros “los importantes”, eran otros los que recibían apoyos. Esos de los que ahora no sabemos absolutamente nada o que dejaron unos cuantos libros perdidos como tantos en el trajinar del tiempo. Todo cuanto no sea verdaderamente necesario para hacer vivir a otros espíritus, se olvida. No hay forma de quedar bien con nadie ni con nada que perviva en la eternidad.


Bendigo la labor nuestra de cada día...

Bendigo la labor nuestra de cada día,
bendigo el sueño nuestro de cada noche,
el divino juicio y la caridad divina,
la ley benévola y la ley de bronce,

mi empolvada púrpura, de harapos cubierta...,
mi empolvado bastón, de los rayos hogar,
y asimismo, Señor, bendigo el pan
en horno ajeno y la paz en casa ajena.

21 de mayo de 1918

Versión de Severo Sarduy
A pesar de que la paz no fue para ella, tenía la capacidad de bendecirla en donde existiera. Rasgo que me parece corresponde al alma rusa. Siempre he amado a los autores rusos con los que me he encontrado. Cuando comencé a comprar libros descubrí a Pushkin. Lo escondí creyendo que como nadie me lo había recomendado y lo había encontrado en una librería “de viejo”, seguramente no era “reconocido”. Puesto que en ese momento la mayoría hablaban de García Márquez, Vargas Llosa, Sabines o Paz. Tiempo después me encontré con su ensayo “Mi Pushkin”.
"Pushkin fue mi primer poeta, y a mi primer poeta lo mataron. Desde aquel momento en que, ante mis ojos, a Pushkin en el cuadro de Naumov -lo mataron, diariamente, a cada hora, ininterrumpidamente lo mataban toda mi niñez, infancia, adolescencia -yo dividí el mundo en poeta y los demás, y elegí al poeta, tomar al poeta bajo mi custodia: defender al poeta - de todos, sean cuales sean sus ropas o sus nombres." 



A Tsvietáieva siempre la llevo en mí. No hablo ruso. Y probablemente para quienes no saben de los diálogos del espíritu más allá de los signos fonéticos podrían pensar que en realidad, no la he leído nunca. Y quizá así sea. Y sólo he conversado con ella en vidas pasadas o futuras en un diálogo tan profuso como la lluvia que no tiene acentos ni diéresis ni se pronuncia de tal o cual manera sino como una tormenta o una suave brisa que apenas roza nuestro llanto. Tsvietáieva decía:
El demonio se ha apoderado de una persona. ¿Juzgar al demonio?, ¿juzgar al fuego que quema la casa?, ¿juzgarme a mí? ¿Por qué, entre toda la gente que camina por las calles de Moscú, me posee de manera tal que vista desde fuera no tengo espuma en la boca, ni me caigo en redondo, y no me llevan ni al hospital ni a la comisaría? ¿Por qué, si estoy poseída, esta inocencia exterior de mi posesión, y si soy criminal, esta decencia de mi delito? ¿Por qué no tengo una marca en la piel? ¿Por qué debo ser mi propio médico, mi domador y mi guardián?

Suelo pensar que los poetas son todo tipo de matraz enfebrecido por el que dolor alegría llanto y carcajada transitan. Marina nunca aprendió a callarse. El mundo en general te enseña a callar. Se cree que el escritor tiene que quedar bien con el medio al que pertenece. Lo que no entienden es que el mundo del poeta no existe. El mundo del poeta no es el mismo mundo de los que se dedican a escribir. Menos aún el mundo contemporáneo de las “grandes editoriales” ni de los “Best Sellers”.
Tsvietáieva creció amando cuerpos que empataran con su sensibilidad independientemente de ser hombres o mujeres. En su momento causó escándalo con sus visiones. A su propia madre, María Meyn, una destacada pianista, la hizo enfurecer al elegir la poesía y no la música.  Su padre, Iván Tsvetaiev fue un profesor de historia del arte y fundador del primer museo de artes plásticas de la Rusia prerrevolucionaria. Ambos le escondían el papel creyendo que así dejaría de escribir. Marina a lo largo de su vida padeció la ausencia del papel necesario para escribir. Sin embargo siempre se las ingenió para conseguirlo. En otra ocasión “la polaca de sangre azul” que era Meyn, según palabras de Tsvietáieva, la llevó a ver Onieguin y no podía creer que a una niña de 6 años le pudiera gustar tanto la escena entre Onieguin y Tatiana. Tiempo después recordará así este suceso:


Mi madre se equivocaba. No me enamoré de Onieguin, sino de Onieguin y Tatiana (puede ser, que de Tatiana un poco más), de ellos juntos, del amor. Y no escribí ninguna obra mía, sin haberme enamorado de los dos al mismo tiempo (de ella – un poco más), pero no de ellos dos, sino de su amor. Del amor.

El banco, donde ellos no estuvieron sentados, resulto ser profético. Ni en aquel entonces, ni después, jamás me agradó, cuando estaban besándose, sino siempre, – cuando se estaban separando. Nunca – cuando se sentaban, siempre – cuando se apartaban. Mi primer escena de amor era de desamor: él no amaba, por eso no se sentó; era ella la que amaba, por eso se levantó, ni un minuto estuvieron juntos, no han hecho nada juntos, hicieron todo lo contrario: él hablaba, ella callaba, él no la amaba, ella lo amaba; él se fue, ella quedó, así que, si levantamos el telón, – ella está parada, sola, pero quizás, sentada otra vez, porque ella se levantó porque él estaba parado, pero luego ella se derrumbó y así se quedará sentada toda la eternidad. Tatiana en aquel banco está sentada eternamente.

Esta mi primer escena de amor predeterminó todas las siguientes, toda la pasión en mí de un desgraciado, no- recíproco- imposible amor. Desde aquel mismo momento no quise ser feliz, y con eso me he condenado al - desamor.



Una mujer que sabe describir la desazón que puede permear el alma. Sin apenas saberlo, siendo muy pequeña, se condenó. Conoció el exilio en Praga y París. Su marido, Serguei Efron, fue acusado de espionaje con el argumento de que “trabajaba para fuerzas occidentales” y lo ejecutaron. Su hermana estuvo en un campo de trabajos forzados. Y su hija Ariadna (Alya) vivió durante muchos años en un gulag. Su tiempo no fue ni más desnudo ni más temible que muchos tiempos. Supo vivir y morir tal como le fue concedido. Nabókov dijo de ella: “leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza”.



Los poetas no fustigan al mundo por dejarlos solos o por marginarlos sino porque un día descubren que las sociedades humanas no sólo pretenden acabar con los poetas sino que desean arrasar con todo. Y la tristeza es más profunda e infinita puesto que nada han podido hacer ni hacen las palabras para transformarlo todo. Sólo son consuelo para algunos espíritus y en ocasiones no confortan ni a quien las escribe. A Marina su tiempo le exigió elegir entre dos de sus hijas. Y lo hizo como quien elige la guillotina o el garrote vil. Tsvietáieva nos dice: “el estado amoroso y la maternidad casi excluyen el uno al otro. La verdadera maternidad es viril”. Su decisión logró que Ariadna, su hija mayor, estuviera por más tiempo con ella y fue quien mucho tiempo después escribió y publicó “Marina Tsvietáieva: mi madre”. Su otra hija, Irina; murió de hambre en un orfanato.


No pienso, no me quejo, no discuto, no me expongo ni al sol ni a la luna, ni al mar. No siento como sienten estas paredes el calor, el verde del jardín. No espero, no me alegra la mañana. Vivo sin ver los días, olvidando fecha y siglo, soy la sombra de la sombra de alguien. Creo en el apretón de manos sin manos, en el beso sin labios, creo en un mundo donde los ríos van a contracorriente.



En 1941 con la invasión nazi sobre Rusia fue desterrada a Elabuga con su hijo Georgy. Desde allí escribió a la Unión de escritores solicitando el empleo como “lavacopas” en la cantina de la Unión. Pero el 31 de agosto de ese mismo año la Rusia blanca, la roja, todas las Rusias se le vinieron encima y ella decidió callarlas a todas y a las voces que creían tener verdades absolutas y que le hablaban al oído y al corazón y agarró una cuerda (cuentan que la había utilizado en su maleta del exilio) anudó su cuello y se colgó. Callándolos a todos. Nadie pudo ni podrá callarla nunca. La escritora Nina Berveroba habló así sobre este suceso: “Cómo no ahorcarse cuando la adorada Alemania bombardea tu querido Moscú, los viejos amigos, asustados, se apartan de ti, los periódicos te acusan y no hay nada que comer”.


El poeta
” El poeta trae de lejos la palabra.

Al poeta lo lleva lejos la palabra.

Entre sí y no, por baches indirectos

de parábolas, signos, planetas,

hasta lanzándose desde el campanario

agarra un garfio, pues el camino del cometa

es el camino del poeta. Casuales eslabones

ése es su enlace. Mirar las estrellas

de nada sirve! en el calendario

no se pronostican los eclipses del poeta

él es el que desordena los naipes,

falsea el peso y las cuentas,

el preguntón en el pupitre,

el que a Kant para el arrastre deja.

El que en el pétreo foso de la bastilla

es como un árbol que crece en su belleza…

aquél de huellas siempre desaparecidas,

él que es el tren al que cualquiera
llega tarde,
su camino es el de los cometas.

El camino del poeta arde pero no calienta,

arranca pero no cría, estalla y se quiebra.

Tu camino es el de enredadas cabelleras,

no pronosticado en el calendario del poeta. “

Y no salvan ni estancias ni estrellas
” Y no salvan ni estancias ni estrellas,

pero esto quiere decir, que sin ellas,

cada vez castigo recojo,

me extendía sobre líneas persistentes,

buscaba sola sobre mi amplia frente

estrellas sólo, no ojos.

Que os reconocí la fe, poderoso,

ni un solo momento, Eros hermoso,

me fue vacío sin amaros!

que en la noche en la niebla solemne

busque en los dulces labios carmines,

rimas sólo y no labios.

Castigo para el juez perverso

fui, nieve, y aquí cerca del pecho,

apoteosis gloriosa!

porqué ojo con ojo con el joven Oriente

busqué en mi inmensa frente

el rosicler, no la rosa! “


Marina durmió al mundo para que la escuchara. Cuando muere el poeta deja su voz rondando por todos los espacios que habitan el universo. Nada ni nadie saben de la magia del poeta sino hasta que esta magia ha cobrado total vida. La vida de los poemas está completa cuando el poeta que los transcribió de la naturaleza de las cosas, muere.
Libertad salvaje


Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.

Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!



Versión de Severo Sarduy



El trabajo del poeta es cavar hoyos negros en el cerebro y corazón de los que viven en cualquier tiempo. Contemplarse en el espejo del otro. En la actualidad el vacío es tan profundo que tendrían que inventar una cuerda tan grande para que puedan tener cabida todos los cuellos que quieren acallar las voces de la desgracia.
Marina  se enredó en el espacio sin tiempo y enamorada, se entregó a la VIDA. No hay vida más profunda que la que se entrega con toda la vitalidad del dolor y la persecución por ser diferente. Se puede vivir y morir siendo diferente y parecer igual. Marina es un romance eterno.
Conozco el idioma por el que habló Tsvietáieva porque mi patria es el universo. El lenguaje del alma es como aquella aguja enterrada en el corazón que decía Marina es la poesía. Ciega voy. Tocando signos que se significan letras entre pedazos de tierra. Los reconstruyo cuando me encuentro con voces como las de Tsvietáieva. Todo adquiere forma ante mis ojos gracias a la vasta alma que nos muestra Marina. Un corazón tan grande como el territorio de Siberia. El mundo se vuelve más justo al saber que alguien como ella existe.

Insomnio  2


Así como me gusta
besar las manos
y ofrendar nombres,
también me gusta
abrir las puertas
-¡de par en par!- a la oscura noche.

Apoyando la cabeza,
oír los recios pasos
hacerse más ligeros,
y cómo el viento mece
el bosque somnoliento
y desvelado.

¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
en medio de la noche
alguien se ahoga.

27 de mayo de 1916
Versión de Severo Sarduy

La vida se empeña en destruir al poeta. La sociedad se aferra a derruir sus conceptos, en desbaratar todo aquello que sean sus palabras y deseos. El poeta, enfurecido, aún boca arriba como los gatos, sigue rasguñando, se sigue defendiendo. León que en un zoológico pretenden resguardar. A un poeta jamás se le podrá encerrar ni en un libro ni en una biografía ni en un artículo ni en un sueño. El poeta se escapa de cualquier mano que lo quiera agarrar. El poeta es aquel que se escapa por los hoyos que se suelen crear entre las manos de Dios. Después Dios, enfurecido, los persigue por haberse escapado. El Diablo volvió a los poetas peatones. Para que cualquiera pudiera ser poeta. Pero ni los peatones ni Dios ni el diablo ni los poetas se lo creyeron. Los peatones son aquellos a los que Dios deja cruzar todas las calles puesto que no representan ningún peligro. Les permiten publicar libros y que los aplaudan y escuchen mientras viven. Los Poetas que se le escaparon a Dios son escuchados hasta que la muerte los recoge. Los poetas son aquellos que se burlaron de todas las premisas de Dios y vienen a contar la verdad sobre él. Hay una campana que es un badajo y existe un pedazo de tierra para todo aquello que vive y muere. Para el poeta el papel es su cuna, su vivienda, su casa y su comida. Las sociedades contemporáneas quieren exterminar a los árboles porque no quieren escuchar hablar sobre la verdad. La mentira se ha apropiado de todos los caminos y los poetas estorban. Hay un cuchillo una soga y barbitúricos por cada poeta que nace y muere. Son tan pocos los que transitan el camino y casi nulos los que andan entre sueños y visiones. Nadie quiere  escuchar ni ver las voces de dios las voces del alba los gritos de los habitantes en general. Las voces animales los mundos y submundos que subsisten a pesar de lo ridículo que puede ser el hambre. Su inexistencia y padecimiento de los que se atreven a nacer después de la escapatoria. En cada poeta que nace y muere está la palabra de Dios encendiéndose como lámpara eterna. En Marina cada letra que se escucha es un latido del viento y de la montaña que a través de ella hablan. Escuchó a cada roca y grano de arena. Se alejó de hombres y mujeres lo suficiente para poder hablar de todo cuanto son hombres y mujeres. En Tsvietáieva encontramos mar y cielo. Todo lo que cubre y puebla el universo, lo visible y lo invisible. En el poeta arden todas las religiones y es en la poesía donde se esconde mejor la verdad. Hay una verdad inevitable que recorren las hormigas a través de la piel del mundo. En cada poeta que se suicida vive LA VERDAD. Con ella nunca cargan porque la dejan en sus libros. Hay que leer entre las líneas del viento a todos aquellos que nos han venido a contar algo. Hay que vivir entre las líneas de los libros escritos todo aquello que nos miente y que nos salva por el puro pulso vivísimo de la verdad. Hay una verdad universal que habita al mundo. El poeta es quien nos habla de ella. Hay que sentarnos a escucharla frente al fuego mirándolo todo, como Nerón. Un incendio se ha plagado de todos los versos y en cada fragua se elaboran las letras que van quedando como marcas de caballos o vacas en el Universo. Punto infinito.
Termino con un poema que Marina escribió para otra de las poetas que más admiro:
A  Ajmatova

¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.


Versión de Monika Zgustová
Tanya Cosío

Abril del 2012.

Guadalajara, Jalisco.

México.