domingo, 28 de octubre de 2012

CRÓNICA DE UN VIAJE

Un amigo muy querido de mi Padre, me acaba de enviar esta Crónica. La disfrutamos muchísimo,  por eso quiero compartirla. Es de Víctor Serge. Ver Guadalajara desde su perspectiva, cuatrocientos años después de su fundación: de pronto ver emerger a Lucha Reyes, María Izquierdo... es una nueva lectura para esa tierra que ahora está tan convulsa. Imaginarla tranquila, capital del arte. Gracias a Román Munguía Huato por este regalo.




Guadalajara (1942): Crónica de un viaje*

Víctor Serge


En cada viaje por estas tierras mexicanas, novedosas para mí y tan llenas de sorpresas, encuentro esta sensación, potente como el contacto directo con la verdad primordial, de la unidad y de la diversidad del mundo.

Un destino, dominado por grandes luchas, ya me ha dado muchas patrias: Bélgica, Francia, la URSS y me colma ahora haciéndome conocer México. El hombre de este tiempo tiene tantos hermanos por todas partes aquí abajo, tantas tierras instantáneamente en las nuevas caras más lejanas. En el tren que nos conduce a Guadalajara en fiesta, pensamos, a través de los paisajes del sol, en las batallas que se desarrollan en las nieves de Rusia, en la defensa de Singapur, en la Grecia hambrienta, en los pueblos de Alemania e Italia, conducidos por la tiranía, con una prodigiosa energía, hacia la derrota, la desesperación y el renacimiento... El mismo nombre de Guadalajara tiene para nosotros una doble significación.

Sabíamos, en Europa, que es el de una ciudad feliz de México, fundada hace cuatro siglos por hijos ausentes de una vieja ciudad española que descansa al pie de España; a principios de 1937 se convirtió para nosotros en la más querida de todas, debido a una deslumbrante victoria de los hombres libres en contra de la servidumbre. Milicianos revolucionarios y aviadores soviéticos libraron una extraña batalla contra las divisiones blindadas italianas, a las que inflingieron una derrota total. Fue la primera victoria de la aviación sobre los tanques y de las milicias sobre el rebaño superiormente armado de un estado totalitario. Por primera vez en tierras de Guadalajara, los italianos evidenciaron que no estaban decididos a luchar a favor de la servidumbre. Por un tiempo vivimos bajo la ilusión de que la URSS iba a salvar realmente en España a una democracia nueva. Las batallas de Europa continúan. La antigua Guadalajara sufre hoy día el terror y el hambre, pero también espera, espera con los dientes apretados, lo sabemos. Nosotros vamos a descubrir, confiando en nuestra intimidad en igual espera, la Guadalajara de México, que festeja la juventud de sus cuatrocientos años.

El paisaje mexicano me es familiar como si lo conociera mucho tiempo atrás, con aspectos repentinos de una originalidad única: se debe a que conozco Rusia. La planicie de los valles, extendida entre montañas azules, me hace pensar en las estepas. El viejo indio en cuclillas, envuelto en su sarape, me da la impresión de ser como un hermano del mujik barbudo vestido con cuero de carnero como los seytas, igualmente acurrucados en las orillas de un camino de Rusia. Pero la planta peculiar del paisaje mexicano es única. El cactus, el maguey, expresa una energía vital organizada para resistir la aridez, la fuerza del sol calcinante, el ataque de los animales, y sus siluetas producen una belleza singular. Las escasas ciudades color de tierra evocan nuestros techos de paja y nuestras casas de campesinos, hechas de madera negra, igualmente color de tierra. Desde la puerta del hospicio (de) Guadalajara extendí la mirada para contemplar la ciudad y experimente una grata sorpresa. La calle, ancha, enmarcada por habitaciones bajas, de colores alegres, y que sube hasta las iglesias de estilo barroco rodeadas de arboledas me recordó, de manera impresionante, a la vez ciertos rincones de Moscú y la visión que guardo de Kursk. No se trata solamente de semejanzas exteriores; corresponden a similitudes profundas, a parentescos inequívocos. México, Rusia: países de vieja civilización agrícola con un antiguo pasado cultural; aquí las culturas indias, probablemente ligadas a Asia  por Oceanía, allá la cultura helénica-seyta ciertamente vinculada a la civilización del reino del norte de Asia. Sobre este fondo inalterable, la aportación de la Europa cristiana, enriquecida a su vez por la civilización árabe. Penetra en Rusia por el caucaso, por Persia, con las caravanas que llegan del Asia central; penetra profundamente en España y, a través de la conquista española, se evidencia también en las industrias y en las artes de México. Aquí y allá las iglesias son lo mas a menudo de ese estilo barroco que los jesuitas hicieron prevalecer en el siglo XVII, pero en México algunas fachadas denotan una influencia netamente morisca y detalles de escultura traducen al alma india.
         
Hace mucho bien llegarse a dar cuenta de esta manera de la unidad del mundo de un extremo a otro de los continentes, pues la conciencia de este hecho exige, a pesar de todas las matanzas, la necesidad de la fraternidad humana.

          Guadalajara, capital del arte.
         
          Me habían dicho: “Vea las antiguas residencias, la catedral, los frescos de Orozco...”. No me habían dicho que iba a encontrar en el estado de Jalisco una de las verdaderas capitales del arte de nuestro tiempo –lo mismo que Samarcanda, con sus mezquitas de otro tiempo, sigue siendo y será siempre una de las capitales magnificas del arte musulmán. Una ciudad viviente que reúne obras únicas, de una significación capital, ¿no tiene acaso para la civilización mayor importancia verdadera que aquellas ciudades en las que residen lo gobiernos y los bancos, a los cuales en geografía política  se les llama “capitales”? Guadalajara es sonriente y limpia, activa y tranquila. Sus nobles fachadas de la época colonial, patinadas por el sol, alegremente iluminadas en la noche, le dan una fisonomía graciosa, sin la extrema tensión nerviosa de las grandes ciudades industriales. Es una ciudad privilegiada.

Olvidemos por un momento, el recuerdo obsesionante de las ciudades bombardeadas y tan sufridas de Europa, sumergidas por la noche en las peligrosas tinieblas. Olvidémonos de pensar en las ciudades destruidas de Rusia, donde todo un pueblo muere de hambre en medio de las ruinas. Será necesario para rehacer el mundo una inmensa buena voluntad, un ardiente pensamiento revolucionario, un sentimiento exaltado, lucido, inexorable, de la justicia. Todo esto Guadalajara lo muestra cordialmente gracias a la obra de José Clemente Orozco. La ciudad agrega las joyas de su pasado a sus colecciones de arte indígena, esta obra tan actual que parece completamente de mañana, tan revolucionaria que adquiere una significación universal, tan profundamente mexicana que llega a ser simplemente humana... (Me han asegurado de José Clemente Orozco ha introducido, en un fresco potente, la caricatura de un hombre a quien yo admiro entre todos, y que ha glorificado en otro a un político a quien yo nunca jamás sabría admirar... Pero su obra es tan vasta y fuerte que tales perjuicios, en los que veo algo de ceguera, no llegan a disminuir su valor. Evidentemente, el porvenir los ignorara). Se atraviesa el gran portal tallado del palacio gubernamental, se entra al patio, se llega a la gran escalera, se levanta la cabeza y se ve por encima de la vida cotidiana que sube y desciende con sus pequeñas preocupaciones toda una batalla de titanes desencadenada en altos muros y en la bóveda. El viejo Hidalgo de la independencia la domina, con su intensa mirada de visionario, sus cabellos blancos, su espada de fuego. La utilización de la bóveda para dar cabida a este retrato simbólico ya constituye un admirable acierto. A ambos lados de la escalera formas humanas suben, se entrelazan, llaman, luchan; el gigante Hidalgo emerge de este caos como un Lenin. Nada de lo que el encarna esta muerto; pienso en los hombres que, como él, se levantaran mañana, en grandes grupos, en las tierras de Europa, blandiendo la misma espada de fuego...
         
Los frescos del hospicio tienen otra intensidad de vida. Faltos de igualdad, con fragmentos engañosos, con audacias de técnica y con insuficiencias incontestables, constituyen un conjunto tan rico que aplasta... Uno se siente agobiado, entre estas paredes, bajo estas bóvedas, por ideas en marcha, por sufrimientos siempre renovados, por una bondad terrible, por una crueldad infernal. El artista ha querido abrazar toda la vida de un país y de un largo momento de la historia. Los cuatro caballos del Apocalipsis se encabriolan en las nubes, pero por encima de ellos, mas temible, la bestia infernal de la industria moderna, caballo y caballero hechos de maquinas modernas, se abalanzan... Una rueda de fuego gira sola sobre tierras grises colmadas de hombres y maquinas... Inquisidores atormentan al herético: Unos franciscanos enseñan; hay figuras sentadas, tan admirables, en los ángulos superiores de los muros, que parecen esculpidas con la firmeza de los bronces de Donatello. Alrededor de esta nave llena de visiones se extienden losa corredores cuadrados del hospicio, el vasto patio pleno de arcos, otros patios en los que juegan los niños por entre las flores. Y la cercanía de los niños, la paz de los corredores, la vieja arquitectura de gran convento aireado, se le agregan al acento de implacable verdad de la obra de arte.
         
El fresco y la bóveda del gran salón de la Universidad alcanzan también igual expresión, pero con otro valor; hay en el ángulo izquierdo, en la parte baja del fresco, una batalla de textos, con una cabeza de Marx con anteojos y libros mezclados con cuchillos. Aquello es audaz, en una sala de estudios universitarios y ni la Sorbona ni las universidades de Oxford y de Cambridge aceptarían. Hay que reconocer francamente el agradecimiento a Guadalajara, ciudad que cuenta con la única universidad del mundo en la que sus paredes registran tantos clamores provenientes de las luchas sociales. Es lamentable no encontrar en Guadalajara algún fresco de Diego Rivera, a fin de que la representación del arte mexicano se encuentre completa. Es fácil darse cuenta de cuanto la Revolución Mexicana ha suministrado al dominio del arte; una renovación ejemplar. Por el momento, en este dominio, ha adquirido indiscutible supremacía sobre la Revolución Rusa, que de la pintura burguesa y del arte religioso ha pasado al arte dirigido por los servicios de propaganda de un comité central, lo mismo que al pensamiento dirigido, es decir, a la asfixia de toda mentalidad libre. (Naturalmente, hay muy buenos artistas en la URSS, pero el arte oficial, el único que puede vivir, impone la repetición inacabable del retrato del jefe). Algunas vitrinas de los mercaderes de los Campos Elíseos de Paris me hicieron comprender, no hace mucho, de toda la  decadencia de la pintura burguesa de forma definitiva. Veía paisajes perfectos, perfectamente enmarcados; desnudos deliciosos, naturalezas muertas armoniosas. Todo aquello era encantador, muy bien hecho, pero yo me preguntaba, que es lo que le faltaba a esa pintura de salones, de comedores, de departamentos lujosos. ¿Qué le faltaba? Sencillamente la vida, la vida en verdad, la vida grande de los hombres que sufren, en marcha, en masa. Arte anémico, arte egoísta, arte perfecto para algunos que solo se ocupan de ellos mismos; este arte tiene su valor y él podría ser grande si estuviere vivificado por el otro, pero aislado se extingue, pierde su sabor, a duras penas puede producir una alegría visual pasajera. Los Diego Rivera y los Clemente Orozco han vuelto a encontrar algo de esencial como el corazón de la tragedia griega: es la suya una pintura que clama por todos los hombres, en nombre de todos los hombres. Y ellos han podido realizar tal encuentro porque su pueblo estaba en marcha y les ofrecía, con los muros de sus edificios, todos sus sufrimientos y todas sus esperanzas. Gracias a estos pintores de grandes frescos, Guadalajara y México son hoy día verdaderas capitales del arte, y mas aun, creo yo, del arte futuro, que del arte moderno. Gracias a ellos, se han abierto los caminos para la renovación de la pintura. ¿Qué artistas visionarios, recomenzando la labor del Miguen Ángel de la Sixtina, pintaran un día los frescos de la Europa en alumbramiento del porvenir? Será menester que aquellos artistas vengan primero a México a contemplar, para aprender, el vigoroso trabajo de Rivera y de Orozco

Gentes de esta tierra.

          Hablábamos de todo esto en una casa amiga, con otros dos artistas. Maria Izquierdo y el pintor chileno Uribe. Unos caballos alazanes y negros se movían en el fondo del jardín, unos grajos y unos cuervos de grandes alas negro azulosas volaban de árbol en árbol mientras Maria Izquierdo nos mostraba unos gouaches sobrios y coloridos, de una intensa expresión que pertenece a este arte nuevo y no –¡a Dios gracias!– a aquel de los campos Elíseos (que por otra parte no se debe confundir con la gran pintura francesa que tanto nos ha enseñado sobre el hombre). Caballos placenteros bajo flores deslumbrantes, paisajes trágicos, juegos de circo sin público, concentrando todo el drama en pocas formas; algunos volúmenes, algunos colores (Izquierdo); retratos de niños sin nombre (Uribe). Otro artista sin nombre, como estos niños tristes, nos maravillo en Tlaquepaque, tanto mas porque no sabe que es un artista, un verdadero creador de formas eternas, el humilde continuador de aquellos que han dado vida a las primeras formas perfectas. Era tan solo un alfarero trabajando con su torno que movía con el pie, por medio de una  cuerda. Ningún otro instrumento que sus dedos y ese disco giratorio. Un poco de informe de tierra negra se transformaba mágicamente entre sus manos para convertirse, después de algunos instantes, en un vaso sin defecto semejante a los vasos griegos de las mas puras formas. Se percibía en sus mas mínimos movimientos una maestría acrecentada por una tradición milenaria. Y este alfarero me revelaba que una maestría única une a las artes primitivas de este pueblo con la obra de sus grandes maestros.
         
Una noche, en el Teatro Degollado, figuras de los frescos (de los de Rivera) se animaron de repente a una sala entusiasta y fueron simplemente gentes de este país, con sus instrumentos de cuerda, tal como tocan y cantan por las calles; fueron los mariachis, de quienes aun no conocía ni la música ni el canto, vivientes entre todos. En medio de ellos, una mujer erguida y esbelta canta su canto, alcanzando inmediatamente las notas más vibrantes, entonando en ciertos instantes solo un grito de alegría y energía. El arte muy simple de Lucha Reyes me pareció inseparable de todo lo que acababa de descubrir: Inseparable del trabajo del alfarero, de la paz luminosa de las calles de Tlaquepaque, de la muchedumbre en las plazas, del dinamismo de los frescos, del fino perfil tenso de una Isabel Corona, del maravilloso trabajo de los vidrieros que con la fuerza de sus pulmones dan forma al vidrio incandescente...
         
Este contacto con Guadalajara me ha servido para apreciar la extraordinaria unidad de estilo que liga a las ciudades, a los seres, a las obras con una gran vitalidad a la vez anciana, joven y profunda. Este país puede esperarlo todo de si mismo y un día tendrá mucho enormemente tal vez, que dar a otros.



* Esta crónica fue publicada por la revista Así (número 68), el 28 de febrero de 1942, México, D.F. El texto fue proporcionado por Alejandro Gálvez Cancino.

“Víctor Serge ofrece en este número y en estas planas, a sus lectores –dice Así–, un artículo extraordinario. Serge, el gran escritor refugiado en México, estuvo durante una semana en la ilustre ciudad que celebra el IV Centenario de su fundación y, como presente para Jalisco, nos trajo este admirable reportaje en el que palpita toda la vivacidad de su inteligencia periodística.”

***

Víctor Serge, hijo de emigrantes revolucionarios rusos, nació en Bruselas, Bélgica, en 1890, y muere en la Ciudad de México en 1947. Su nombre civil era Víctor Lvovich Kibalchich. Serge es reconocido –además de protagonista y testigo importante de la Revolución Rusa, hasta su destierro de la URSS en 1936– como un gran escritor, poeta, periodista, ensayista e historiador. Desde 1912, año en el que es encarcelado en París, hasta su muerte, vivió todas las vicisitudes de un militante revolucionario. De sus obras traducidas al español se conocen, entre otras: Memorias de un revolucionario; Ciudad ganada; Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión; El año I de la revolución rusa; La defensa de Petrogrado (Año II de la revolución rusa); Literatura y Revolución; y la reciente edición de la novela El caso Tuláyev. (Román Munguía Huato).

BIBLIOGRAFIA MINIMA DE VICTOR SERGE (elaborada por Emilio Brodziak):
ensayos políticos e históricos: Contra el hambre; Durante la guerra civil; Los anarquistas y la experiencia de la Revolución rusa; La defensa de Petrogrado (Año II de la Revolución Rusa) [Editorial Transición]; Lenin: 1917 [Ediciones Transición, 1977]; Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión [Editorial Era]; Soviets, 1929; Vidas de revolucionarios; El año I de la Revolución Rusa [Editorial Siglo XXI]; Literatura y Revolución [editorial Fontamara]; Dieciséis fusilados. ¿A donde la Revolución Rusa? De Lenin a Stalin; Veintinueve fusilados y el fin de Yagoda; Destino de una revolución; Reflexiones sobre el anarquismo; Introducción a la obra: Los sindicatos soviéticos; El pensamiento anarquista; El asesinato de Ignacio Reiss; La Revolución Rusa. Febrero-octubre, 1917; Vida de un revolucionario; Dos reencuentros; Retrato de Stalin [rev. Vía Libre, núm. 11, Xalapa, Veracruz, febrero, 1988]; Hitler contra Stalin; La GPU prepara un nuevo crimen; Guerra de transformación social; La tragedia de los escritores soviéticos; El nuevo imperialismo ruso; Vida u muerte de León Trotsky; el oscuro viraje; Memorias de un revolucionario [editorial El Caballito]; Carnets; La lucha de clases en la Revolución China; Ensayos sobre la Revolución Rusa; Notas sobre la crisis de Alemania; Reportajes y artículos diversos; Escritos y cartas de los tiempos de "la anarquía".
novelas y cuentos: Los hombres en la prisión; El nacimiento de nuestra fuerza; Ciudad ganada [editorial Joaquín Mortiz]; El blanco mar; El callejón de San Bernabé; Medianoche en el siglo; Los últimos tiempos; El caso Tuláyev [Ediciones del Equilibrista]; La locura de Yuriev; Los años despiadados; El trópico y el norte.
poemas: Diversos; Resistencia; Canto de la paciencia y México (fragmentos): Idilio; Manos; Para un brasero en el yermo; Mensajes. et.al: Historia de Rusia [rev. Vuelta 87, febrero, 1984]. Poemas: confesiones; en otra parte...; tiflis; ¿para que escribir un nombre?; muerte de Panait Istrati. Carta; Balance de la reacción estalinista; ¿ A dónde va Stalin?; Las causas del imperialismo soviético [rev. Plural. núm. 252. septiembre de 1992]. Cuadernos Victor Serge [Núm. 1, marzo de 1984, Imprenta Madero]; Michoacán, Paricutín [Revista de la Universidad de México, núm. 40, agosto de 1984].

sábado, 13 de octubre de 2012

RONDA DE MUERTOS en la Feria del Libro del Zócalo 2012



En la Feria del libro del Zócalo se estarán vendiendo "los últimos ejemplares" así me lo anuncia Tonatihu Mercado, de mi libro Ronda de muertos que publiqué en el 2005. Prometí hacerle difusión, y aquí estoy. Ja! y ante esto, recordé una reseña que hizo mi queridísimo Iván Cruz en aquel ya lejano y cercano 2005 y que fue publicada en Alforja, que lamentablemente debido a que la vida me ha hecho transitar diversos derroteros, perdí y me hicieron perder muchísimos libros y revistas. Entre las cuales se cuenta esta revista, así que no recuerdo en qué número apareció ni si fue en el 2005 o 2006 cuando se publicó, pero aquí va. Aparece bajo lo que de ahora en adelante denominaré como uno de mis seudónimos: Tanya de Fonz. Que es con el nombre con el cual se publicó también el libro. El prólogo y los dibujos interiores son de mi hermano Eduardo Gutiérrez de la Cruz. La pasta dura con decorado y rótulo pintado a mano son de Tonatihu Mercado.



Ronda de muertos
Iván Cruz

Desde épocas remotas la poesía ha sido una forma de transmisión de la historia, de los acontecimientos y heridas de la sociedad. Así la Ilíada canta las hazañas de los héroes en la cruenta e interminable guerra de Troya, así en el siglo XIX buena parte de la poesía de Shelley está inspirada por el celo de las reformas políticas y sociales. En México, la poesía que habla de la historia, que nos habla de momentos cruentos se ha presentado en autores como Guillermo Prieto, Carlos Pellicer, Aurora Reyes, Efraín Huerta, Jesús Arellano, Thelma Nava, y el grupo de La espiga amotinada, por mencionar a algunos. A esta estirpe de poetas se une Tanya de Fonz con Ronda de Muertos.
            Este libro nos hace volver la mirada al dolor de los hombres, la poeta asume el oficio de profeta, abanderado de la condición humana y su dignidad. Tanya realiza una crítica al hombre de su tiempo, pero esta crítica no se entrega al drama, al vituperio fácil, mucho menos a largas diatribas discursivas, sino más bien a una violencia verbal precisa teñida de sabio humor negro:

De silbido en silbido cantemos a los muertos



Música y melodía en ancas
Quien le pega la cola al burro
Comida en el bosque con piñatas
Salga lo triste como colación
Alegre en fluvial bienvenida
Mesa y ponche
Canción de desbarrancados
De muertos apilados
En horno de microondas o cremación
En lagers o guerrillas
Muertos de mármol, muertos de mármol,
El que se despierte cuente tres.
Ronda, ronda de la rueda de cien mil
De millones o de diez.

El que coma más, a más personas saltará.


Ronda de muertos es un poemario humano, en el sentido de que se duele de la condición del hombre, de lo ensombrecido de su destino, ligado al dramatismo de los sucesos. Tanya es una poeta que mira su presente con desesperanza; una característica esencial de este libro es precisamente su desesperanza, Tanya se desliga de los poetas del pasado que escribían sobre el hombre y su situación social, precisamente porque sus poemas están teñidos de una desesperanza que los anteriores poetas de esta estirpe habrían negado. Tanya como poeta de su tiempo comprende que los caminos a los que ha sido acorralado el hombre sólo permiten la protesta, la crítica, y a veces el cinismo ante la imposibilidad de cambio de las cosas. Ya no se aspira a que las cosas cambien, se aspira a acompañar, a solidarizarse con el dolor del resto de la especie, de tal forma que la poeta dice:

Mi voz apesadumbrada se llena de dunas
Donde brota la arena como si allí hubiera nacido.
El sol se repliega ante mi vista.
Veo a todos mis muertos, sus ausencias y sueños
Que nunca debieron existir
Porque el sueño lo vivimos y lo demás son pesadillas.

Otro aspecto a resaltar es la mención de figuras tutelares, de escritores, de figuras históricas que Tanya menciona como sus mayores, así se suceden los nombres de Rimbaud, Vallejo, Cuauhtémoc, Moctezuma, Sor Juana, Miguel Hernández, Caravaggio, Otto René Castillo, Roque Dalton, Marina Tsvitáieva, Anna Ajmátova, Elena Garro. Cabe resaltar que el hecho de que Tanya haga mención de estos nombres cobra importancia debido a que hoy en día debido al parricidio literario en boga, se quiere suprimir cualquier guiño que indique influencia. De hecho estas referencias son puestas apelando a una forma de originalidad, ya que reconoce que no podría existir algo distinto en estos poemas sin la existencia previa del trabajo y vidas de estos autores.


Tiranizar tristes días de Caravaggio.
Miguel Hernández sale flotando alegre
Cuerpo de yunta insaciable.
Leer en las nubes
Saber escribir sobre el viento.
Otto Rene Castillo, quemaron su piel
Creyéndola palabra.
Roque Dalton, traicionando su traición en su coherencia.
Marina Tsvitáieva y Ajmátova
Perseguidas por rojos que no saben del blanco
Ni de la pureza.
¿Cual es la traición?
¿Como se mide?
¿Quien traiciona?
¿La palabra o la vida?
¿El cerebro o la conciencia?
¿Quienes nos traicionamos?
¿Quienes nos incendiamos?

En Ronda de muertos, Tanya logra conjuntar el ambiente histórico y social con una poética de la desesperanza, como pocos trabajos en la actualidad, invita a la reflexión por medio de un estilo directo, desgarrado que continuamente increpa al lector. Este libro de Tanya de Fonz es un trabajo sincero, honesto, que no aspira a la estridencia ni al auto regodeo, y como toda obra de este tipo a veces sufren el pago de la indiferencia, sin embargo, con mucho estamos ante un poemario de alta factura poética de una de las poetas más comprometidas de la actualidad.

 Tanya de Fonz
Ronda de muertos
Versodestierro-Editorial Andrógino, México, 2005.    



Y ahora que he podido releer cuanto dice Iván, pienso que la desesperanza se instaló de tal forma que ahora ya no hay ni esperanza ni desesperanza. Simplemente el tic tac incesante de LA VIDA del que ahora no me despego. Recuerdo que en aquel entonces parecían exageradas mis aseveraciones pero la realidad y más en este país, corrobora aquella desesperanza. Que comparto con Canto de cerdos y Coatlicue, que también escribí más o menos del 2002 al 2005. Cuántos muertos ahora ahondan estas cavernas llamadas México? dicen que hay 25,000 restos humanos sin ser reconocidos. Más de 150,000 muertos en lo que va del sexenio, miles de desaparecidos... en fin. Puedo pensar, ahora, con el tiempo, que mi desesperanza tenía esperanza de ver cumplida su razón. Lamentablemente. Aunque por otra parte, Oh Fortuna! que me hizo verlo con tanta anticipación, ya que ante esto, puedo decir con Cioran: 

"Pero se cree un poco menos en las cosas que uno ha expresado. ¿Por qué? ellas se han desprendido de usted. En ese sentido, realmente el acto de escribir -como es sabido, todo el mundo lo dice- es una especie de profanación. Porque las cosas en que usted creía íntegramente, a partir del momento en que las has dicho, cuentan un poco menos".

Cuentan un poco menos? o se han contado de tal manera que te quedas sin dedos ni ábaco en un tiempo de calculadoras y ordenadores? Pues de silbido en silbido, sigamos cantando a los muertos, y sigamos haciendo rondas donde los huesos sean el estribillo.

Recuerdo. Re cuerda que estoy. Estaré y estaba. Cuánta cuerda para vivir cada etapa que ahora se cuelga al recuerdo. Desde una cuerda me cuelgo para mirar aquellos días en que este libro lo estuve vendiendo de mano en mano en donde me fue posible. En las calles de la colonia Roma, afuera de Bellas Artes (en un día vendí tantos que con eso pagué la renta del departamento de aquel entonces, me gané también una tatemada del rostro tremenda! y unos tragos con botana en una cantina del centro... ja!), vendí en los pasillos de la Feria de Minería... de hecho tengo sólo dos ejemplares y uno con pasta dura. De mis libros, es el que más rápido se ha movido, y eso que todavía quedan 10. Ja! y fue publicado desde el 2005. Ah! y por este libro también conocí a dos de los seres maravillosos que años después me rescataron  de andar dando tumbos sin casa en la Ciudad de México: a Ovidio Ríos y Jaime Coello. Y digo a dos porque la tercera fue Jocelyn Pantoja. En algún momento me pensé San Pedro, con todas las llaves que ellos me entregaron. Otra cuerda me lleva  a la Feria del libro del Zócalo. Allí me cuelgo desde el asta bandera, donde la miro: pobrecita! tan desgarrada, tan llena de hoyos por donde se filtra la sangre que empapa a toda la patria. La bandera me mira, avergonzada ante los honores que le hacen. Le digo que no se preocupe, que así es esto de los huesos y la carne. Le recuerdo de nuevo entre las cuerdas, aquellas palabras de Bulgakóv: "donde cae la sangre nacen viñedos". Las copas de vino que ahora nos bebemos provienen de esos viñedos. Como Bacantes, la Bandera y yo nos desnudamos en la plancha del Zócalo bañándonos con tinto mientras le cuento que durante algunos años estuve por allí, vendiendo libros en una feria, y que me encontré con mucha gente con la cual todavía convivo y que me hace creer que vale la pena seguir viviendo en estas tierras. Se ríe de una manera entre avergonzada y cruel. Quizá no me crea. Pero no me importa. Hace un tiempo dije que vendrían tiempos muy malos. Ahora digo que vendrán tiempos muy buenos. En ninguna ocasión me creerán, y es natural. La dejo que siga bebiendo. Ella lo necesita más. Si alguien tiene ganas de ver a la Bandera borracha, o adquirir uno de estos diez últimos ejemplares de Ronda de muertos, puede pasar a la plancha del Zócalo en los días de La Feria del Libro. 

Afortunadamente, la poesía me sigue salvando.

Tanya Cosío
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 2012.

viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Escribir cansa?


“Escribir no es un negocio serio”. 
“Quiero que envidien mi alegría”.

Ray Bradbury


Siempre postergué la lectura de "mis contemporáneos" que no la de "los contemporáneos". Me acerqué en su momento a muchos que conforman el medio literario y artístico. Quería ver sus vidas, me interesan las vidas no sólo las obras. Cuando me acerqué a Eduardo Lizalde, viejo lobo de mar, descubrió de inmediato que no lo había leído. Me mandó a leer sus "memorias" o su "autobiografía" esto fue hace un par de años y es momento que todavía no busco ese libro al cual se refería. No me gustó su actitud. Además, la mano que estreché no me dijo nada. Sí pienso leerlo, pero más adelante. En cambio, cuando conocí a José Vicente Anaya del cual jamás había escuchado hablar, de inmediato leí sus libros. Era un hombre lleno. No sé si la edad (de ellos) influyó en mi percepción hacia uno y otro. Y como este caso, decenas, puesto que me acerqué a la mayoría de "los conocidos". También pude conocer un sin número de desconocidos que estoy segura permanecerán allí. En una ocasión recuerdo que me presentaron a Juan Domingo Arguelles, ahora no recuerdo su rostro. Nunca lo había leído hasta que llegó a mi vista un libro que por 20 pesos pude adquirir en un lugar insólito de Guadalajara, cuando acompañé a mi madre a sacar un acta y me desconcertó que allí vendieran libros. El título era atractivo: "Escribir cansa" me pregunté de inmediato: ¿qué tendrá que ver para él "trabajar" con "escribir" y cómo habrá entendido eso de "Lavorare stanca" de Pavese? lo compré hace dos años, quizá, y hasta ahora me decidí a no seguir postergando a mis contemporáneos. Una de las cosas que más me sorprendió de este libro es que el autor dice que la mayoría vivimos postergando la lectura de Shakespeare, de Wilde, en fin, de escritores que a través de cientos de años han permanecido. Esto no es verdad. Por lo menos no en mi caso. También me encontré con la anécdota del escritor académico que "todo lo hace por los puntos" y con la negativa de Juan Domingo a leer a ciertos autores que le obsequian sus libros para que los reseñe y con el alarde presuntuoso que hace sobre ciertos autores "reconocidos" que son sus amigos y sobre los que sí escribe. Pero entonces entendí a qué se refería con eso de "Escribir cansa". La labor de Arguelles es tan igual a la que lleva a cabo el académico puesto que él tiene que leer autores contemporáneos y postergar a los que el tiempo ya ha confirmado precisamente por el trabajo al cual se dedica. Puesto que no es lo mismo decirle a Wilde, por poner un ejemplo... que eso de la Balada de la cárcel de Reading es muy autobiográfico, ya que Óscar no le podría responder y entonces no lo podría convertir en la comidilla literaria ni le aplaudirían ni dirían: "ah, qué buen crítico destroza a todos, o a la mayoría, y no se mide en sus opiniones" y probablemente tampoco le darían trabajo en los periódicos. Porque por lo visto, para convertirte en un "buen crítico" hay que poseer un humor que raya en la crueldad. Así como no me gusta que pateen perros, gatos, o a mí, o que apedreen pájaros, así tampoco soy afecta a que se dañen sensibilidades a través de críticas soeces o mal intencionadas. El caso es que creo que muchos de mis contemporáneos sí deben coincidir con esto de "Escribir cansa" puesto que pasarse la vida escribiendo para ganar becas, premios, para gustar y ser aplaudido mientras se está vivo, debe cansar tanto como el tener que publicar para conseguir puntos. En cuanto a los incentivos, debo matizar. Puesto que se tiene la falsa idea de que cuando criticas dichos estímulos es porque estás contra ellos. Desde mi perspectiva es simplemente porque me parece sumamente vulgar y triste que se escriba únicamente para obtenerlos.

Prefiero callejear, andar las calles y detenerme. 



Creo que continuaré postergando a mis contemporáneos.

viernes, 20 de julio de 2012

Sólo después de la mierda, del lodo, del profundísimo pozo oscurísimo que sacudió a la Tierra toda, al Planeta y a todos los Universos, sólo al escalar el golpe, al dolor que anestesia todos los dolores que torturan todo aquello que nos conforma, de la envidia, enojo, del odio que tortura a quienes te miran, sólo después de eso y de respirar con toda tu vasta tristeza al mundo, de ser azotada contra todas las paredes del conocimiento y la ignorancia, de la esperanza y los sueños, de la sangre coronándose como reina con todos sus muertos y descabezados sobre la Tierra, sonriendo macabramente Kali y sosteniendo al mundo con su bordón bordado de manitas y vaginas, de falos y pedacitos de cuerpos ante sus infames seguidores que como posesos gritan ante la caída de los otros, ante el dolor del otro, ante los cuerpos infamados de quienes no piensan como ellos. Sólo después de eso, veo emerger al Sol con toda su Fuerza, al Amor que emerge con toda su desesperación loca amasándose los cabellos, recogiendo a los pocos cuerdos que le quedan a esta gran cuerda que es el mundo, sólo después de eso, estalla en mí, LA ALEGRÍA.

martes, 19 de junio de 2012

Mestizaje y próximas elecciones


Durante siglos poetas, profetas, filósofos, visionarios, han alertado al resto de los seres humanos con lo que se avecina sobre las cabezas de pueblos y razas y nunca hacen caso. Es lamentable la indiferencia hacia los demás. Mientras "su familia" esté bien, entonces el resto les mantiene sin cuidado. México ha vivido durante siglos una barbarie etiquetada con diversos nombres o preferencias ideológicas. Nace de una conquista, ha tenido una independencia, una revolución, ahora tiene una "democracia". Pero lo lamentable de todo esto es que jamás ha logrado fusionar las culturas de las cuales proviene. No existe un verdadero mestizaje. México es un cúmulo de información, costumbres, veleidades y conformismos alarmantes. Cuenta con aproximadamente 65 pueblos indígenas y más de 62 lenguas, lo cual implica que son más de 65 formas de ver y percibir la vida a través de la lengua, usos, y costumbres. Además de las influencias naturales españolas que se han venido perpetuando como signo de superioridad. A las comunidades indígenas las han mantenido en el olvido y sólo las recuerdan cuando son necesarias en algún discurso político o a través de sus dádivas miserabilísimas con las que les obsequian a través de programas ofensivos que sirven a la hora de la compra de votos o para amagar voluntades.

Si el país continúa pretendiendo desarrollarse sin tomar en cuenta esta diversidad, y no se construye a partir de las realidades que subsisten y conviven a diario a pesar de los distintos sectores que conforman esto que se denomina México, jamás podremos tener algo que pueda ir más allá de simulacros de paz. Si no se crean políticas reales con las que se combata al racismo el país continuará en guerra. Lo cual le conviene a diversos sectores mundiales y continentales. La mayoría de mexicanos viven en un analfabetismo funcional alarmante. Basta con escuchar y leer opiniones de gente que se considera "informada" con relación a las elecciones recientes para descubrirlo. Hace falta aún mucho trabajo y compromiso real de los diversos segmentos de población que conforman este sitio llamado México. Hay una ignorancia latente y vergonzosa con la cual viven y trabajan a diario la mayoría de personas en este país. La esperanza suena a retórica en medio del desconocimiento y la manipulación por la cual son vencidos los ideales y las ideas de transformación. Que ni siquiera llegan a transformaciones radicales si no a pequeños intentos de romper con la corrupción, la sangre y la miseria reinante.

Lograremos construir en algún momento un verdadero país que provenga del conocimiento más decantado español e indígena, y salvarnos de la ignorancia del establishment norteamericano?

Tendremos la fuerza necesaria para no caer en la feroz tentación de las políticas mundiales en las que se humilla al ser humano en aras de pertenecer a un grupo de "elegidos" en el mundo, mientras la gran mayoría mueren de hambre?

Un primer paso serán estas inminentes elecciones. Después podremos saber si este pueblo desea crecer como tal y comprometerse a trabajar por su país o si prefiere hundirse aún más, en la ignorancia, la indolencia, y la ignominia.




domingo, 3 de junio de 2012

Víspera discontinua

De sueños y pesadillas despertaba continua. Hasta que un día dejó de sucederse. Recuerdo a Proust: "¿por qué despertar en el mismo que era en la víspera, siendo que hay tantos millones de seres que uno podría ser?" y sin apenas saberlo fui despertándome otra. Cada día cuestionaba a la otra lo que era y había dejado de ser. Decidí que vayan a peldaños y oscuros túneles que se abisman o las proyectan en otros sitios. Entre campiñas o enormes bosques incendiados o claros. Que se hundan en lagunas, mares, o en una tina de baño. La coherencia siempre ha sido un valor que he cuestionado. Lo he dejado de hacer. Ya no me preguntó si existe o no coherencia en lo que son las que soy. En ocasiones no llegan a ser ni soy. Un otro ser humano me atisba y le habito sin apenas reconocerle. Llega una nueva víspera donde no hay Píramo que responda a la Tisbe que soy hablando al muro. Sin embargo la otra Tisbe en la que me convertiré  o soy, responde. Y de nuevo sueño. Luego pesadillas. No soy la que era ni dejaré de ser quien fui puesto que cada día soy un nuevo ser que se habita. Y sueña.


sábado, 2 de junio de 2012

Marina Tsvietáieva





Tanya Cosio


12th issue 
Marina: un sol oscuro que no pudieron acallar
¡Yo hasta el último suspiro de la muerte permaneceré poeta!”
Marina Tsvietáieva



Cuando veo a todos esos poetas ir y venir a encuentros y presentaciones, con sus fotografías “de escritor” y cargando sus publicaciones o tambalearse y subirse en premios, inevitablemente pienso en Marina Tsvietáieva (Moscú, 1892). Una de mis poetas fetiches. Con la cual he podido conversar en los distintos niveles en que un ser como ella puede llegar a habitar y habitarse en el mundo. De las anécdotas que más recuerdo es cuando pedía trabajo y no le daban en ningún sitio hasta que por fin le dieron en la Unión de Escritores como lava platos, y cuando el dictamen en las Ediciones del Estado decía que “sus versos eran execrables, opuestos a la estética comunista y tan incomprensibles que parecían venidos de otro mundo. Eran un cuadro clínico de perversión y descomposición del alma humana”.



En su época eran otros “los importantes”, eran otros los que recibían apoyos. Esos de los que ahora no sabemos absolutamente nada o que dejaron unos cuantos libros perdidos como tantos en el trajinar del tiempo. Todo cuanto no sea verdaderamente necesario para hacer vivir a otros espíritus, se olvida. No hay forma de quedar bien con nadie ni con nada que perviva en la eternidad.


Bendigo la labor nuestra de cada día...

Bendigo la labor nuestra de cada día,
bendigo el sueño nuestro de cada noche,
el divino juicio y la caridad divina,
la ley benévola y la ley de bronce,

mi empolvada púrpura, de harapos cubierta...,
mi empolvado bastón, de los rayos hogar,
y asimismo, Señor, bendigo el pan
en horno ajeno y la paz en casa ajena.

21 de mayo de 1918

Versión de Severo Sarduy
A pesar de que la paz no fue para ella, tenía la capacidad de bendecirla en donde existiera. Rasgo que me parece corresponde al alma rusa. Siempre he amado a los autores rusos con los que me he encontrado. Cuando comencé a comprar libros descubrí a Pushkin. Lo escondí creyendo que como nadie me lo había recomendado y lo había encontrado en una librería “de viejo”, seguramente no era “reconocido”. Puesto que en ese momento la mayoría hablaban de García Márquez, Vargas Llosa, Sabines o Paz. Tiempo después me encontré con su ensayo “Mi Pushkin”.
"Pushkin fue mi primer poeta, y a mi primer poeta lo mataron. Desde aquel momento en que, ante mis ojos, a Pushkin en el cuadro de Naumov -lo mataron, diariamente, a cada hora, ininterrumpidamente lo mataban toda mi niñez, infancia, adolescencia -yo dividí el mundo en poeta y los demás, y elegí al poeta, tomar al poeta bajo mi custodia: defender al poeta - de todos, sean cuales sean sus ropas o sus nombres." 



A Tsvietáieva siempre la llevo en mí. No hablo ruso. Y probablemente para quienes no saben de los diálogos del espíritu más allá de los signos fonéticos podrían pensar que en realidad, no la he leído nunca. Y quizá así sea. Y sólo he conversado con ella en vidas pasadas o futuras en un diálogo tan profuso como la lluvia que no tiene acentos ni diéresis ni se pronuncia de tal o cual manera sino como una tormenta o una suave brisa que apenas roza nuestro llanto. Tsvietáieva decía:
El demonio se ha apoderado de una persona. ¿Juzgar al demonio?, ¿juzgar al fuego que quema la casa?, ¿juzgarme a mí? ¿Por qué, entre toda la gente que camina por las calles de Moscú, me posee de manera tal que vista desde fuera no tengo espuma en la boca, ni me caigo en redondo, y no me llevan ni al hospital ni a la comisaría? ¿Por qué, si estoy poseída, esta inocencia exterior de mi posesión, y si soy criminal, esta decencia de mi delito? ¿Por qué no tengo una marca en la piel? ¿Por qué debo ser mi propio médico, mi domador y mi guardián?

Suelo pensar que los poetas son todo tipo de matraz enfebrecido por el que dolor alegría llanto y carcajada transitan. Marina nunca aprendió a callarse. El mundo en general te enseña a callar. Se cree que el escritor tiene que quedar bien con el medio al que pertenece. Lo que no entienden es que el mundo del poeta no existe. El mundo del poeta no es el mismo mundo de los que se dedican a escribir. Menos aún el mundo contemporáneo de las “grandes editoriales” ni de los “Best Sellers”.
Tsvietáieva creció amando cuerpos que empataran con su sensibilidad independientemente de ser hombres o mujeres. En su momento causó escándalo con sus visiones. A su propia madre, María Meyn, una destacada pianista, la hizo enfurecer al elegir la poesía y no la música.  Su padre, Iván Tsvetaiev fue un profesor de historia del arte y fundador del primer museo de artes plásticas de la Rusia prerrevolucionaria. Ambos le escondían el papel creyendo que así dejaría de escribir. Marina a lo largo de su vida padeció la ausencia del papel necesario para escribir. Sin embargo siempre se las ingenió para conseguirlo. En otra ocasión “la polaca de sangre azul” que era Meyn, según palabras de Tsvietáieva, la llevó a ver Onieguin y no podía creer que a una niña de 6 años le pudiera gustar tanto la escena entre Onieguin y Tatiana. Tiempo después recordará así este suceso:


Mi madre se equivocaba. No me enamoré de Onieguin, sino de Onieguin y Tatiana (puede ser, que de Tatiana un poco más), de ellos juntos, del amor. Y no escribí ninguna obra mía, sin haberme enamorado de los dos al mismo tiempo (de ella – un poco más), pero no de ellos dos, sino de su amor. Del amor.

El banco, donde ellos no estuvieron sentados, resulto ser profético. Ni en aquel entonces, ni después, jamás me agradó, cuando estaban besándose, sino siempre, – cuando se estaban separando. Nunca – cuando se sentaban, siempre – cuando se apartaban. Mi primer escena de amor era de desamor: él no amaba, por eso no se sentó; era ella la que amaba, por eso se levantó, ni un minuto estuvieron juntos, no han hecho nada juntos, hicieron todo lo contrario: él hablaba, ella callaba, él no la amaba, ella lo amaba; él se fue, ella quedó, así que, si levantamos el telón, – ella está parada, sola, pero quizás, sentada otra vez, porque ella se levantó porque él estaba parado, pero luego ella se derrumbó y así se quedará sentada toda la eternidad. Tatiana en aquel banco está sentada eternamente.

Esta mi primer escena de amor predeterminó todas las siguientes, toda la pasión en mí de un desgraciado, no- recíproco- imposible amor. Desde aquel mismo momento no quise ser feliz, y con eso me he condenado al - desamor.



Una mujer que sabe describir la desazón que puede permear el alma. Sin apenas saberlo, siendo muy pequeña, se condenó. Conoció el exilio en Praga y París. Su marido, Serguei Efron, fue acusado de espionaje con el argumento de que “trabajaba para fuerzas occidentales” y lo ejecutaron. Su hermana estuvo en un campo de trabajos forzados. Y su hija Ariadna (Alya) vivió durante muchos años en un gulag. Su tiempo no fue ni más desnudo ni más temible que muchos tiempos. Supo vivir y morir tal como le fue concedido. Nabókov dijo de ella: “leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza”.



Los poetas no fustigan al mundo por dejarlos solos o por marginarlos sino porque un día descubren que las sociedades humanas no sólo pretenden acabar con los poetas sino que desean arrasar con todo. Y la tristeza es más profunda e infinita puesto que nada han podido hacer ni hacen las palabras para transformarlo todo. Sólo son consuelo para algunos espíritus y en ocasiones no confortan ni a quien las escribe. A Marina su tiempo le exigió elegir entre dos de sus hijas. Y lo hizo como quien elige la guillotina o el garrote vil. Tsvietáieva nos dice: “el estado amoroso y la maternidad casi excluyen el uno al otro. La verdadera maternidad es viril”. Su decisión logró que Ariadna, su hija mayor, estuviera por más tiempo con ella y fue quien mucho tiempo después escribió y publicó “Marina Tsvietáieva: mi madre”. Su otra hija, Irina; murió de hambre en un orfanato.


No pienso, no me quejo, no discuto, no me expongo ni al sol ni a la luna, ni al mar. No siento como sienten estas paredes el calor, el verde del jardín. No espero, no me alegra la mañana. Vivo sin ver los días, olvidando fecha y siglo, soy la sombra de la sombra de alguien. Creo en el apretón de manos sin manos, en el beso sin labios, creo en un mundo donde los ríos van a contracorriente.



En 1941 con la invasión nazi sobre Rusia fue desterrada a Elabuga con su hijo Georgy. Desde allí escribió a la Unión de escritores solicitando el empleo como “lavacopas” en la cantina de la Unión. Pero el 31 de agosto de ese mismo año la Rusia blanca, la roja, todas las Rusias se le vinieron encima y ella decidió callarlas a todas y a las voces que creían tener verdades absolutas y que le hablaban al oído y al corazón y agarró una cuerda (cuentan que la había utilizado en su maleta del exilio) anudó su cuello y se colgó. Callándolos a todos. Nadie pudo ni podrá callarla nunca. La escritora Nina Berveroba habló así sobre este suceso: “Cómo no ahorcarse cuando la adorada Alemania bombardea tu querido Moscú, los viejos amigos, asustados, se apartan de ti, los periódicos te acusan y no hay nada que comer”.


El poeta
” El poeta trae de lejos la palabra.

Al poeta lo lleva lejos la palabra.

Entre sí y no, por baches indirectos

de parábolas, signos, planetas,

hasta lanzándose desde el campanario

agarra un garfio, pues el camino del cometa

es el camino del poeta. Casuales eslabones

ése es su enlace. Mirar las estrellas

de nada sirve! en el calendario

no se pronostican los eclipses del poeta

él es el que desordena los naipes,

falsea el peso y las cuentas,

el preguntón en el pupitre,

el que a Kant para el arrastre deja.

El que en el pétreo foso de la bastilla

es como un árbol que crece en su belleza…

aquél de huellas siempre desaparecidas,

él que es el tren al que cualquiera
llega tarde,
su camino es el de los cometas.

El camino del poeta arde pero no calienta,

arranca pero no cría, estalla y se quiebra.

Tu camino es el de enredadas cabelleras,

no pronosticado en el calendario del poeta. “

Y no salvan ni estancias ni estrellas
” Y no salvan ni estancias ni estrellas,

pero esto quiere decir, que sin ellas,

cada vez castigo recojo,

me extendía sobre líneas persistentes,

buscaba sola sobre mi amplia frente

estrellas sólo, no ojos.

Que os reconocí la fe, poderoso,

ni un solo momento, Eros hermoso,

me fue vacío sin amaros!

que en la noche en la niebla solemne

busque en los dulces labios carmines,

rimas sólo y no labios.

Castigo para el juez perverso

fui, nieve, y aquí cerca del pecho,

apoteosis gloriosa!

porqué ojo con ojo con el joven Oriente

busqué en mi inmensa frente

el rosicler, no la rosa! “


Marina durmió al mundo para que la escuchara. Cuando muere el poeta deja su voz rondando por todos los espacios que habitan el universo. Nada ni nadie saben de la magia del poeta sino hasta que esta magia ha cobrado total vida. La vida de los poemas está completa cuando el poeta que los transcribió de la naturaleza de las cosas, muere.
Libertad salvaje


Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.

Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!



Versión de Severo Sarduy



El trabajo del poeta es cavar hoyos negros en el cerebro y corazón de los que viven en cualquier tiempo. Contemplarse en el espejo del otro. En la actualidad el vacío es tan profundo que tendrían que inventar una cuerda tan grande para que puedan tener cabida todos los cuellos que quieren acallar las voces de la desgracia.
Marina  se enredó en el espacio sin tiempo y enamorada, se entregó a la VIDA. No hay vida más profunda que la que se entrega con toda la vitalidad del dolor y la persecución por ser diferente. Se puede vivir y morir siendo diferente y parecer igual. Marina es un romance eterno.
Conozco el idioma por el que habló Tsvietáieva porque mi patria es el universo. El lenguaje del alma es como aquella aguja enterrada en el corazón que decía Marina es la poesía. Ciega voy. Tocando signos que se significan letras entre pedazos de tierra. Los reconstruyo cuando me encuentro con voces como las de Tsvietáieva. Todo adquiere forma ante mis ojos gracias a la vasta alma que nos muestra Marina. Un corazón tan grande como el territorio de Siberia. El mundo se vuelve más justo al saber que alguien como ella existe.

Insomnio  2


Así como me gusta
besar las manos
y ofrendar nombres,
también me gusta
abrir las puertas
-¡de par en par!- a la oscura noche.

Apoyando la cabeza,
oír los recios pasos
hacerse más ligeros,
y cómo el viento mece
el bosque somnoliento
y desvelado.

¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
en medio de la noche
alguien se ahoga.

27 de mayo de 1916
Versión de Severo Sarduy

La vida se empeña en destruir al poeta. La sociedad se aferra a derruir sus conceptos, en desbaratar todo aquello que sean sus palabras y deseos. El poeta, enfurecido, aún boca arriba como los gatos, sigue rasguñando, se sigue defendiendo. León que en un zoológico pretenden resguardar. A un poeta jamás se le podrá encerrar ni en un libro ni en una biografía ni en un artículo ni en un sueño. El poeta se escapa de cualquier mano que lo quiera agarrar. El poeta es aquel que se escapa por los hoyos que se suelen crear entre las manos de Dios. Después Dios, enfurecido, los persigue por haberse escapado. El Diablo volvió a los poetas peatones. Para que cualquiera pudiera ser poeta. Pero ni los peatones ni Dios ni el diablo ni los poetas se lo creyeron. Los peatones son aquellos a los que Dios deja cruzar todas las calles puesto que no representan ningún peligro. Les permiten publicar libros y que los aplaudan y escuchen mientras viven. Los Poetas que se le escaparon a Dios son escuchados hasta que la muerte los recoge. Los poetas son aquellos que se burlaron de todas las premisas de Dios y vienen a contar la verdad sobre él. Hay una campana que es un badajo y existe un pedazo de tierra para todo aquello que vive y muere. Para el poeta el papel es su cuna, su vivienda, su casa y su comida. Las sociedades contemporáneas quieren exterminar a los árboles porque no quieren escuchar hablar sobre la verdad. La mentira se ha apropiado de todos los caminos y los poetas estorban. Hay un cuchillo una soga y barbitúricos por cada poeta que nace y muere. Son tan pocos los que transitan el camino y casi nulos los que andan entre sueños y visiones. Nadie quiere  escuchar ni ver las voces de dios las voces del alba los gritos de los habitantes en general. Las voces animales los mundos y submundos que subsisten a pesar de lo ridículo que puede ser el hambre. Su inexistencia y padecimiento de los que se atreven a nacer después de la escapatoria. En cada poeta que nace y muere está la palabra de Dios encendiéndose como lámpara eterna. En Marina cada letra que se escucha es un latido del viento y de la montaña que a través de ella hablan. Escuchó a cada roca y grano de arena. Se alejó de hombres y mujeres lo suficiente para poder hablar de todo cuanto son hombres y mujeres. En Tsvietáieva encontramos mar y cielo. Todo lo que cubre y puebla el universo, lo visible y lo invisible. En el poeta arden todas las religiones y es en la poesía donde se esconde mejor la verdad. Hay una verdad inevitable que recorren las hormigas a través de la piel del mundo. En cada poeta que se suicida vive LA VERDAD. Con ella nunca cargan porque la dejan en sus libros. Hay que leer entre las líneas del viento a todos aquellos que nos han venido a contar algo. Hay que vivir entre las líneas de los libros escritos todo aquello que nos miente y que nos salva por el puro pulso vivísimo de la verdad. Hay una verdad universal que habita al mundo. El poeta es quien nos habla de ella. Hay que sentarnos a escucharla frente al fuego mirándolo todo, como Nerón. Un incendio se ha plagado de todos los versos y en cada fragua se elaboran las letras que van quedando como marcas de caballos o vacas en el Universo. Punto infinito.
Termino con un poema que Marina escribió para otra de las poetas que más admiro:
A  Ajmatova

¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.


Versión de Monika Zgustová
Tanya Cosío

Abril del 2012.

Guadalajara, Jalisco.

México.