Para Raquel Serur
Reducir cada vez más las dimensiones de la propia vida, con el objeto de seguir viviendo, es una estrategia de vida que no es la barroca sino la de un realismo acosado por la imposibilidad de producir. La que sí lo fue es la estrategia que siguió el Presidente del Consejo Judío del Ghetto de Varsovia: hacer que la vida de su gente sea rica en medio de la más extrema miseria, asegurar en la supervivencia de los huérfanos la continuidad de su pueblo. Sólo cuando vió que esto último ya no era posible, que el castigo del Dios de Abraham era total, que él mismo debía dar muerte a los niños que estaban a su cargo, mandándolos “hacia el este” ( a los campos de exterminio), desobedeció, tiró lejos el cuchillo del sacrificio y recurrió al suicidio.
La estrategia barroca tiene siempre como horizonte al suicidio: "afirmar la vida hasta en la muerte" implica suponer que la posibilidad de hacerlo es limitada, que bien puede llegar el momento en que para afirmar la vida haya que terminarla. Por eso, tal vez el arte que habría que ir perfeccionando para el futuro próximo sea el arte del suicidio.
Bolívar Echeverría
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