jueves, 24 de junio de 2010

Azota el norte

Azota el norte1

Azota el norte,

en las calles papeles y hojas

se persiguen con rencor.

Gimen las casas,

se enroscan los perros.

Hay algo insertado

en el dedo de la tarde,

una espina de bagre,2

un clavo enmohecido.

Alguien desmedidamente

fumó cigarrillos en el cielo,

lo dejó encapotado, lánguido.

Aquí a ras de suelo nadie pudo

pasear su sombra,

refugiada la gente en su casa

descubre sorprendida su miseria.

Rumor de palmas3,

alguien por allí quedó burlado.

Hoy el mundo

se acordó de tener entrepiernas,

súbitamente el pueblo comprende

que a veces hay necesidad de cerrar las puertas.4

¿Quién puede adivinarme

por qué medito sobre esta tarde?

¿Por qué me nace

acuchillar el corazón

de quien desenredó la boca

del viento que hoy azota,

encajar olotes en la nariz

del fantasma que resuella afuera?

Se carcajean los árboles,

desternillándose de risa

festejan

que no hayas llegado a la cita.

Tráiganme ahora

los pájaros

que encuentren en los árboles,

para que yo les diga

si las pestañas del diablo son ensortijadas.

Víctor Terán (Juchitán, Oaxaca, 1958)

1Norte: viento impetuoso que azota el Istmo mexicano de octubre a febrero.

2Espina de bagre: la herida con espinas de este pescado produce un dolor intenso.

3Rumor de palmas (caxidxi zinña): expresión zapoteca que significa decepción a causa de que alguien no pudo acudir a una cita.

4Cerrar las puertas (guendaruseegu’ ra lidxi): Los zapotecas tienen la costumbre de no cerrar nunca las puertas de sus casas.

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