martes, 8 de junio de 2010

OMAR HERNÁNDEZ HIDALGO (1971-2010)

Fue reconocido por la Academia Europea de Música como el mejor instrumentista del año 2000, fue el primero en conseguir un doctorado de viola en México con la tesis de técnica microinterválica sobre el Capricho de Julián Carrillo.
Omar acaba de ser asesinado recientemente en Tijuana. Desapareció el 31 de mayo y su cadáver fue encontrado el sábado 5 de junio. Uno de los violistas más reconocidos en América Latina. El 25 de mayo participó en el 32 Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez. Ejecutó tres estrenos mundiales en ese encuentro y ahora él aparece ejecutado. Qué va de ejecutar una pieza musical a que ejecuten todo un cuerpo, una visión, un canto cercenado. Qué forma de arrancarlo todo, de segarlo todo. ¡Pero en Tijuana! ¿Cuántos mueren y matan cada semana? uno más, uno menos, en fin, fácil, sólo que no pueden decir como con Digna Ochoa: se suicidó. Puesto que la nota roja dice: "En el momento tenía el rostro cubierto con cinta adhesiva y como huellas de violencia física mostraba numerosas heridas de arma punzocortante en la cabeza, rostro, cuello y abdomen, aparentemente, al ser sometido a una sádica tortura por el o los criminales". Ese mismo día, se perpetraron dos asesinatos más en distintos puntos de la ciudad. Ah! tampoco pueden hacer como con Paulette: hacer declaraciones en el automóvil los familiares y luego decir que en realidad estaba enredado bajo una llanta. Qué clase de sociedad es esta a la que ahora van a entretener con su Iniciativa México y entre todos los BUENOS MEXICANOS van a salvar al país. Todos los miserables que con sus dos pesos sobreviven y le dan otro rostro al país, ahora van a recibir otros dos pesos, para que sean cuatro: tenga pa que se entretenga. Así, cualquier manifestación en contra de tanto crimen, de tanta injusticia, será vista como los MALOS MEXICANOS que no quieren a su país y que sólo se quejan. AY, AY! los trágicos griegos eran más dignos. Pero ahora hasta la tragedia está en decadencia. Si se tuvieran que matar o sacar los ojos o defender a los hermanos, entonces ya no quedaría rastro de hombre o mujer sobre este país. Estoy casi segura de que casi todos conocemos muy de cerca algún caso de robo, secuestro, asesinato, corrupción. Los mismos que ahora promueven alejarse de la corrupción son los que no pagan impuestos. Esto en verdad es casi un pretexto para convertirse, en aras de recuperar la dignidad, en un país de suicidados. Y es tan fácil declarar: es que se suicidó. Es que son problemas pasionales. Es que algo hizo. En algo ha de haber andado. Es que y luego uno ni sabe en qué se meten los demás. Pues fuera o no un crimen pasional, fuera o no una realidad, este país se resquebraja. Este país estalla. Este país ya ni siquiera es incendio porque le falta combustible. Este país es una farsa. Y ni así me quitarán la risa. Rosario Ibarra un día dijo, al ver que me reía tanto, que hasta eso nos querían quitar, la risa. Pero que eso era algo que no debería permitir nunca. Y no lo permito. Y con su permiso, voy a reírme de los suicidios, de las niñas muertas enredadas bajo su cama, de los niños quemados en Sonora, y de cada hombre y mujer que en este momento está siendo ejecutado o violentado. Y me seguiré riendo hasta que las entrañas se me calcinen de la risa y entonces sí, ya pura ceniza, pueda seguirme riendo y esparcirme como polvo en forma de risa sobre todas las cabezas desquiciadas de esta patria. LA PATRIA ES UNA SIN RAZÓN QUE PRONTO SE QUEDA SIN PRETEXTOS.

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