sábado, 4 de septiembre de 2010

Para Alicia y el olvido

Alicia, ¿Por qué no recordar tus años infantiles?

Qué ganas de olvidarlo todo
tu primer beso aislado
la mano de tu madre
trenzando tus cabellos.
¿O es a la mano de tu madre
a donde quieres regresar?

Alicia, tus dedos sobre tu boca
invocan al silencio
en esa mueca
todo se pierde
hasta la vida.

Alicia, que la memoria te guarde
que la memoria te aprisione
aquí, entre estas mis palabras
que ahora pretenden colorearse
entre el agua
llenar de rubor tus mejillas
tan rojas como las mías
por la vergüenza de no saberlo todo
de no saber cómo se cura la muerte
ni cómo se olvida el olvido.

Hay algo de bueno en tu olvido
en los hilos que te enredan
no quiero que veas
cómo se estiran estas letras
cómo la palangana de tu corazón
se ha puesto de luto
se ha cortado las yemas de los dedos
y mientras me acaricias con ellos
me derrumbo.

Porque recuerdo
tu casa y tus trinos
tu casa y tu balcón
tus hijos y su risa.
Los chocolates sobre el ropero
la silla en la que trepaba
en la casa de tu madre:
mi abuela Elvira.
A quien tú ya no recuerdas.

         Quisiera darle cuerda al olvido/ alargarte los días/ limpiarte con una franela/ ponerme a cantar contigo/
                                    ya no te puedes ni levantar/ ni mantener tus ojos quietos/venado
                                                                 
                                    /todo lo olvido/todo lo olvido/todo lo olvido/todo lo olvido/todo lo olvido


Mañana no sabrás
mi nombre
como ayer no sabías
el de mi Padre.

Otro mañana
te leeré estas líneas
mientras te cubre la tierra
todo estará humedo/ no sólo el papel
también la tinta las hojas
los días de mi Padre
nuestros días y tus días.

Pero pondré a secarlo todo bajo el Sol.
Dicen
que es bueno para los huesos.

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