Era muy joven cuando trabajé el texto de la Gaviota de Chéjov. Y mi maestro ruso de actuación insistía en que yo entendía de una manera muy clara al personaje. Y me decía que aún en Rusia las actrices no podían con ese papel antes de los cuarenta. Y yo lo hacía, ahora lo sé, con una claridad visionaria. Puesto que más tarde conocería a aquellos hombres que pretenden asesinar a las mujeres que nos somos. Pero las aves que sabemos resucitar nos elevamos sobre los sueños criminales de los machos para continuar el camino.
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